Según Eugene Koonin, uno de los autores del estudio publicado en la revista Science, la investigación reveló nuevos datos acerca de la evolución de los virus y el número de genes que pueden robar de otros organismos.
"La capacidad de sintetizar proteínas está considerada como una de las principales características de la vida, y en este sentido, estos nuevos virus son muchos más cercanos a las células que cualquier otro virus", explicó el científico.
Durante la última década, investigadores han descubierto cientos de especies de virus inusuales gracias a su gran tamaño y la complejidad de su código genético. Así, su tamaño es diez veces mayor que el de otros virus. Además, la longitud de su código genético coincide con la de los organismos vivos en los cuales parasitan.
Koonin y sus colegas descubrieron una familia de virus similares en las plantas de tratamiento de aguas residuales de la ciudad de Klosterneuburg, en Austria. Al estudiar los fragmentos del ADN, los biólogos encontraron las huellas de cuatro megavirus, compuestos de los fragmentos del genoma de diferentes organismos, en lugar de las bacterias fijadoras de nitrógeno.
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El ADN del Klosneuvirus, como ha sido bautizado, contenía los genes necesarios para manipular todos los aminoácidos esenciales. De esta manera, si el virus hubiera estado vivo, habría sido capaz de funcionar de forma independiente y recoger las moléculas de proteína sin la ayuda de las células del organismo en el que parasita.
La característica principal de estos cuatros virus 'Frankenstein' —igual que el monstruo de la novela de Mary Shelley— consiste en que está compuesto de partes heterogéneas que anteriormente pertenecían a diferentes organismos. Estos cuatro virus son parientes cercanos entre sí y descienden de un ancestro común.
Sin embargo, los virus descubiertos por Koonin y su equipo refuta esta hipótesis. De esta manera, se puede concluir que los megavirus han adquirido su inusual aspecto físico tras robar el ADN de organismos en los cuales parasitan durante su evolución.