A mediados de marzo, en Astaná finalizó la tercera ronda de negociaciones sobre Siria, a la que asistieron las delegaciones de Rusia, Turquía e Irán. Principalmente, ellos discutieron problemas técnicos: el cumplimiento del alto el fuego y la elaboración del mapa de desplazamiento de los terroristas.
Las negociaciones en Astaná se llevaron a cabo por iniciativa del presidente ruso, Vladímir Putin. El primer encuentro en este formato tuvo lugar a finales de enero, cuando las partes acordaron una tregua. Los expertos calificaron las negociaciones como un logro militar y político de Moscú en el conflicto sirio.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 8 апреля 2017 г.
Según el experto, los acuerdos de Astaná representaron una tregua temporal y es otra puñalada por la espalda por parte de Turquía —anteriormente, el presidente ruso, Vladímir Putin, calificó el ataque contra el bombardero táctico ruso Su-24 en Turquía como una puñalada por la espalda—.
No obstante, el jefe del departamento político del Centro de Investigación de la Turquía Moderna, Yuri Maváshev, considera que el hecho de que el país otomano aplauda el ataque de Estados Unidos no afectará las relaciones ruso-turcas.
"Sin duda, hay una aprobación [de las acciones de EEUU] por parte de Turquía. Pero ahora no va más allá de la típica enemistad con Asad, más allá de entender que protegen Idlib, donde reside la población sunita a la que Turquía siempre ha apostado", señaló el experto.
"En cualquier caso, Turquía hubiera respaldado este ataque, cualquiera que fuera el país que lo realizara".
Según el experto, el ataque debe ser visto como un único acto punitivo para castigar a Asad. Por medio de este ataque, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, buscó distraer a los estadounidenses de los problemas internos del país, añadió.
"La cuestión es si este ataque será el único. Si no hay otros ataques, se podrá evitar una gran guerra", concluyó.