Parece que Moscú le ha ganado la partida a Washington al pronunciarse a favor de que Jerusalén del Este sea capital del futuro Estado palestino, y su parte del Oeste acoja la de Israel.
"Rusia está mucho más cerca de la región y tiene una comprensión más profunda de la situación. Si Trump permanece 'bajo asedio' (…), podríamos esperar un incremento de la influencia rusa. En caso de que Trump prevalezca, deberá trabajar con una mayor cercanía a Rusia", comentó al respecto el analista israelí.
"A pesar de la actual controversia en torno al ataque de proyectiles estadounidenses contra Siria, la coordinación entre Rusia e Israel funciona perfectamente para ambas partes", destaca.
"Vemos que el clima actual en Rusia es muy amistoso respecto a Israel y, paralelamente, la popularidad del presidente Putin en Israel es muy alta", aseguró el analista político.
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"La declaración actual sobre el reconocimiento de Jerusalén Occidental como la capital de Israel refleja una atmósfera cálida y amistosa, lo cual se aprecia mucho", subrayó.
"Insta a la partición de Palestina en los Estados árabes y judíos, con Jerusalén como un 'corpus separatum' o 'cuerpo separado', con un estatus legal y político especial, administrado por Naciones Unidas. Esta es la posición del Departamento de Estado de EEUU desde los principios de los años 50. Como vemos, la posición rusa es diferente", señaló.
El analista israelí enfatizó que el movimiento diplomático ruso no provocó reacciones negativas por parte de los países árabes.
Entonces surge la pregunta de por qué Washington todavía no ha dado el paso en la misma dirección. El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró en repetidas ocasiones que tenía "toda la intención" de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
"Parece que Trump quiere hacerlo, pero es un mandatario medio paralizado. Así que no se puede pronosticar nada ahora", comentó Eskin.
Según el columnista del periódico ruso Vzglyad, Andréi Gráfov, los rusos "están creando realmente un "nuevo Oriente Próximo", destruyendo el patrón habitual, según el cual Israel ha sido tradicionalmente considerado como parte del área de influencia estadounidense".
"Lo que parece ser la estrategia ganadora es establecer lazos entre Israel e Irán a través de Moscú después de las elecciones en el país persa. No hay ningún conflicto real de intereses entre Teherán y Jerusalén. Rusia hará un gran favor a toda la región si pone fin a este amargo conflicto. Este paso será bastante natural ahora. La influencia de Rusia podría aumentar de manera espectacular", sentenció Eskin.
"Israel veía a Rusia con cierto nivel de escepticismo en el pasado, pero la coordinación sobre Siria creó un nivel de confianza mutua, así que la primavera ruso-israelí fluye de manera natural", concluyó Eskin.