De acuerdo con el rotativo, el centro nacional de escuchas británico GCHQ "se apercibió a finales de 2015 de interacciones sospechosas entre individuos conectados con Trump y conocidos o sospechosos agentes rusos".
Esta información fue transmitida posteriormente a Estados Unidos por los "canales habituales", de acuerdo con una "fuente cercana a la Inteligencia de Reino Unido" que el diario liberal no identifica.
The Guardian considera que GCHQ no operó específicamente "contra Trump o su equipo, ni buscó información proactivamente".
"Las supuestas conversaciones se detectaron por casualidad durante una vigilancia rutinaria de activos rusos de Inteligencia", señala el periódico.
De acuerdo con el rotativo, agencias de seguridad de otros países "compartieron datos" sobre el flujo de comunicaciones entre el "círculo próximo" al ahora presidente de EEUU y los supuestos agentes rusos.
Alemania, Estonia, Polonia y Australia se mencionan entre los países que accedieron a la información confidencial de las escuchas interferidas al equipo electoral de Trump.
El periódico sugiere además que los servicios de seguridad de Holanda y Francia contribuyeron a la operación de espionaje, de acuerdo con sus fuentes anónimas.