Bata opina que la posición de Praga con respecto al Gobierno de Bashar Asad es poco creíble y cambia habitualmente en función de las necesidades y demandas de terceros países, en particular, las provenientes de EEUU.
"En mi opinión, la presencia del embajador en la Embajada [de Chequia] de Damasco tiene sentido solo si el Gobierno [checo] no copia la política de EEUU y considera que es útil mantener contactos propios con el Gobierno de Asad ", recalcó Bata.
Pero por otro lado, al descubrir que el Gobierno checo no sigue totalmente la política dictada por sus socios, "puede haber un incremento de la presión sobre el Gobierno checo para que retire a su representante de Damasco", explicó el exdiplomático.
No obstante, actualmente, los políticos del país eslavo "en muy pocos casos siguen los intereses propios de Chequia, demostrando una falsa lealtad que los aleja de la realidad, siguiendo de manera alegre y disciplinada el rumbo político marcado por el exterior", concluye Bata.