"La fragmentación de las fuerzas políticas provoca la parálisis de México y favorece el surgimiento de candidatos antisistema por el hartazgo ciudadano", dijo este lunes a Sputnik el analista José Antonio Crespo del prestigioso Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Emmanuel Macron, exministro de Economía del actual presidente François Hollande y creador del movimiento centrista En Marcha, y la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, ganaron la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia el domingo al obtener el 24,01 y el 21,30% de los apoyos respectivamente, según los resultados definitivos publicados este lunes por el Ministerio del Interior.
Para Crespo, autor de una docena de obras sobre el sistema político mexicano, "el surgimiento de liderazgos de 'otusiders' en Francia y EEUU refleja el desencanto en los partidos tradicionales que dominaron en el siglo XX".
Pero el equivalente en México más próximo al ascenso de candidatos antisistema es Andrés Manuel López Obrador, dos veces candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), apuntó Crespo.
El carismático AMLO, como lo llaman sus seguidores por sus siglas, es un disidente de esa formación centroizquierdista, que fundó en 2014 su propio Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), competidor por primera vez en una elección presidencial en 2018.
"Entre los 'outsiders', López Obrador representa una opción distinta que no ha tenido oportunidad y puede recoger el hartazgo con opciones reales de triunfo", puntualizó Crespo, autor del libro clásico sobre la crisis del presidencialismo mexicano, "Jaque al rey".
Segunda vuelta en México
"Las elecciones en Francia despiertan en México el debate sobre la conveniencia de la segunda vuelta", porque tres fuerzas políticas han dominado el escenario en los últimas tres décadas y en 2018 podrían ser cuatro, dijo Crespo.
"La fragmentación sin un partido hegemónico produce una muy baja legitimidad del presidente", apuntó Crespo.
Esa prolongada parálisis impidió a México realizar grandes transformaciones, desde el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN, 1994), hasta que el longevo Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había dominado la historia política del país durante el siglo XX, regresó a la presidencia con Enrique Peña Nieto en 2012.
Una segunda vuelta como la que enfrentarán Macron y Le Pen en Francia, "en México produciría un presidente con hasta 60% de sufragios, pero sin el mismo apoyo en el Congreso, y la gobernabilidad sería frágil", dijo el politólogo.
"Lo deseable es que las coaliciones en el Congreso sean permanentes, que permitan una gobernabilidad con legitimidad", resumió el académico que ha sido investigador de la Universidad de San Diego, California.
"Se requiere de un equilibrio de poderes para un control institucional del Poder Ejecutivo", observó Crespo, que cuenta entre sus obras el libro "El fracaso histórico del presidencialismo mexicano".
"El régimen presidencialista mexicano permite operar coaliciones negociadas entre partidos, pero la historia política muestra que han fracasado en lo que va del siglo XXI", explicó el autor.
Por ejemplo, recordó Crespo, el Gobierno de Vicente Fox (2000-2006) del Partido Acción Nacional (PAN centroderecha) ofreció una alianza al PRD, cuando este partido de centroizquierda vivía su mejor momento, y "no la quiso".
Felipe Calderón (2006-2012), también del PAN, le hizo la misma oferta al PRI, "y tampoco la quiso", porque buscaba regresar al Poder Ejecutivo en 2012, explicó.
Diferencias con Francia
"En México no existen fuerzas que se inclinen a formar un sistema parlamentario, porque además de su cultura política autoritaria se presentan otras dificultades", dijo a Sputnik la politóloga Sandra Weiss, posgraduada por el Instituto de Estudios Políticos de París.
"El sistema político francés es sui generis, porque se funda en un esquema semipresidencialista", señaló la experta.
La analista política y exdiplomática mexicana Cecilia Soto, coincidió agregando que "la fragmentación del voto en Francia se corrige gracias a la segunda vuelta (…), lo que conduce a negociaciones".
Aparte de un electorado fragmentado, "la polarización ideológica en México no se parece a la que aqueja a la patria de Voltaire", escribió Soto en una columna en el diario Excélsior.
Además, al programar la votación para la Asamblea Nacional francesa un mes después de la primera vuelta, se "salva la principal crítica que se hace en México a la segunda vuelta: que la coalición que se puede formar en torno a la figura presidencial no tendría correspondencia en el Poder Legislativo", señaló Soto, excandidata a la presidencia por el Partido del Trabajo (PT, izquierda) en 1994.
"En México no hay segunda vuelta porque el PRI la ha saboteado desde hace 20 años, y ahora que coquetea con la idea, por el temor que le inspira el crecimiento de López Obrador, no hay tiempo de implementarla", puntualizó.
Macron y Le Pen se disputarán la presidencia francesa en la segunda ronda de los comicios, programada para el 7 de mayo.