En el este de Jerusalén —la parte que según el derecho internacional corresponde a los palestinos y está ocupada por Israel— la gran mayoría de las tiendas cerraron.
"Queremos mostrar nuestra solidaridad con los presos palestinos, a los que Israel no da sus derechos. Perderé unos 300 dólares hoy por haber cerrado, pero no me importa el dinero sino la libertad", comentó a Sputnik Suher, el dueño de una joyería muy cercana al Santo Sepulcro, en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que hoy estaba inusualmente desierta.
Más de 1.500 presos, según el presidente de la Comisión de Asuntos para los Prisioneros y Exprisioneros y ministro palestino, Isa Qaraqe, siguen la huelga de hambre iniciada hace once días.
La huelga "por la libertad y la dignidad" fue lanzada el 17 de abril, Día de Solidaridad con los presos palestinos, por Marwan Barghouti, uno de los máximos líderes del movimiento Al Fatá en Cisjordania, que cumple cinco cadenas perpetuas en una cárcel israelí.
Unos 500 se encuentran bajo detención administrativa (sin cargos y sin juicio) por períodos de tiempo indefinidos. El Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) da la cifra de 6.500 reos.
"Recordamos 50 años de tortura de presos políticos palestinos en un sistema militar con formas de tortura física y psicológica endémicas y malos tratos que incluyen palizas, patadas, insultos, posiciones forzadas, imposibilidad de dormir, aislamiento, confinación, amenazas de violencia sexual y de arrestos de familiares", denuncia Adamir.
Fatá, el partido que encabeza el presidente palestino, Mahmu Abás, ha convocado para mañana viernes un "día de la ira" en el que se prevén protestas en diversos puntos de Palestina.