El primer ensayo de prueba del misil Minuteman III tuvo lugar el 26 de abril.
Tras las pruebas, los medios de comunicación estadounidenses especularon sobre su conexión con las tensiones entre EEUU y Corea del Norte.
Lea también: EEUU envía dos duros mensajes a Corea del Norte
No obstante, de acuerdo con los funcionarios estadounidenses, las pruebas de esta arma no tienen nada que ver con los ensayos nucleares de Pyongyang.
Según el analista militar ruso, Konstantín Sivkov, la prueba no representa mensaje para Corea del Norte, sino más bien "una señal para el mundo entero y especialmente para Rusia de que Estados Unidos mantiene sus fuerzas nucleares listas para usar".
Sivkov señaló que incluso si se produjera una guerra entre Corea del Norte y Estados Unidos, sería extremadamente improbable que Washington decidiera lanzar un Minuteman III a la península dada su inmensa potencia destructiva.
Lea también: ¿Podría Corea del Norte lanzar un ataque nuclear contra EEUU desde un submarino?
Washington tiene unos ambiciosos planes para mejorar su arsenal de armas nucleares. En los últimos meses de la Administración Obama, la Casa Blanca anunció un programa de 30 años y miles de millones de dólares para mejorar su arsenal. Posteriormente, el presidente Donald Trump aprobó la propuesta.
Rusia, por su parte, está en proceso de mejorar sus propios recursos de disuasión estratégica, teniendo en cuenta los esfuerzos de Estados Unidos y la OTAN en este ámbito y la superioridad de la Alianza en las fuerzas convencionales. Sin embargo, a pesar de la continua expansión militar de la OTAN a lo largo de sus fronteras, Moscú sigue firme en el cumplimiento del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas START de 2010 y espera que otras potencias nucleares se unan al acuerdo en un futuro próximo.