Así es el diario de una niña soviética, Tania Sávicheva, de Leningrado. Detrás de las líneas del cuaderno revelado de nueve páginas, se esconde no solo el drama de su familia sino el de millones de personas en la ciudad que experimentó un cruel bloqueo entre los años 1941 y 1944. Ella trascendió gracias a sus apuntes, convertidos a su vez en uno de los símbolos dolorosos de la guerra.
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La familia decidió quedarse en Leningrado y ayudar al Ejército. Leonid no fue reclutado por ser miope y empezó a trabajar en una fábrica. Zhenia también trabajaba en una empresa y donaba sangre para los heridos. Nina cavaba trincheras. La madre cosía uniformes para los soldados. Y Tania, como tantos niños de Leningrado, ayudaba a recoger botellas de cristales que servían para hacer explosivos. Como no se conocía nada del destino de Misha, lo empezaron a considerar muerto.
Zhenia fue la primera en sucumbir en estas trágicas circunstancias, el 28 de diciembre. Aquel día Tania hizo el primer apunte en una agenda que había olvidado su otra hermana, Nina. Una parte del cuaderno estaba rellenado por Nina, mientras la otra, con las letras del alfabeto, quedaba intacta.
Precisamente este apartado fue el destinado a convertirse en el famoso diario de guerra.
"Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas", escribió la niña.
Y así, una tras otra, aparecían las notas cortas pero conmovedoras:
La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde.
Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada.
El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche.
El tío Lesha el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde.
La mamá el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana.
La hermana Nina había desaparecido en febrero de 1942. Su búsqueda no dio resultados, pero Tania no hizo ningún apunte, esperaba que la hermana estuviera viva. No obstante, al final ya la daba por muerta.
Los Sávichev murieron.
Murieron todos.
Solo quedó Tania.
La niña fue adoptada por una pariente lejana que no estaba muy contenta con su presencia. Además, empezó a tener serios problemas de salud, la distrofia y la tuberculosis empezaban a hacer estragos en su pequeño cuerpo. En 1942, la mujer envió a Tania a un orfanato y de allí, dos años después, fue trasladada a un centro de personas discapacitadas.
Tania falleció el 1 de julio de 1944, con solo 14 años. Se fue sin saber que no todos los Sávichev estaban muertos. El hermano Misha, que se había ido en verano de 1941 a casa de los parientes, colaboró con los guerrilleros en los años de guerra. Fue herido en una de las batallas y en 1944 fue a vivir y trabajar en una de las ciudades cerca de Leningrado. Nina se salvó también. Había sido evacuada del trabajo de improviso junto a otros colegas sin poder avisar a la familia.
Tratando de averiguar algo sobre el destino de su familia, llegó a casa de aquella pariente que había adoptado a Tania. La mujer le entregó el cuaderno con los apuntes de la niña. Un amigo de Nina, un empleado del Museo del Hermitage, vio por casualidad el diario.
Así, la historia de vida y muerte de una simple escolar formó parte en 1946 de una exposición dedicada al asedio de Leningrado. Hoy día, las 9 hojas se conservan en el Museo de Historia de San Petersburgo, mientras sus copias se difundieron por todo el mundo como memoria de una niña que solo en nueve frases había contado el horror de la guerra.