Solo basta trasladarse a calles como 5 de Mayo, a un costado de la cafetería La Blanca. Una pequeña entrada abre paso al camino estrecho de escaleras oscuras que a su fin muestran un patio con diversos negocios donde más de uno anuncia su venta.
Abre las vitrinas para mostrar piezas de diferentes características con los precios incorporados que van desde los mil hasta los siete mil pesos, aunque los tamaños no rebasen los 10 centímetros.

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Sin inconveniente, el químico Vincent Depoutot narró a Notimex que desde hace 15 años se dedica a la venta y compra de minerales, fósiles y meteoritos, los cuales consigue en ferias de coleccionistas en Estados Unidos y Francia, éste último su país de origen.
"Voy a las ferias dos veces al año, ahí conozco a la gente, van de todos los países. Verificas que hayan sido analizados científicamente y que posean tipo y nombre para que se puedan comercializar", explicó.
Agregó que hay otros que se pueden manejar hasta 20 centavos de dólar, pero reconoce que compra poco y de los más accesibles para poder revenderlos en Ciudad de México donde asegura "hay competencia" y por ello ofrece el gramo desde los 10 hasta los 300 pesos, dependiendo de las características.
Vincent Depoutot señaló que los compradores van desde coleccionistas, investigadores y hasta quien usa los fragmentos como joyería. "La gente dice que como vienen del espacio se pueden conectar con otros seres, hay gente que cree eso", se ríe.
En opinión de Rafael Costero, investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no es común ni tampoco fácil encontrar meteoritos, los cuales explicó, son materiales de roca compuestos de hierro y de níquel que orbitan alrededor del sol y que logran atravesar la atmósfera de la Tierra para caer en la superficie.

"Son artículos o cosas científicamente de valor, se estudian y de esa manera se conoce la historia del sistema solar. Desde el punto de vista científico, los meteoritos tienen un sentimiento y una cualidad que en mi opinión no serían vendibles".
"Alguna vez los japoneses hicieron ofertas al Instituto de Astronomía para que les vendieran alguno de los meteoritos que tenemos aquí, en nuestra colección y pagaban bien, pero no se les vendía", expresó.
El experto expuso que, de manera aproximada, al año solo llega a la superficie de la Tierra un meteorito mayor a un metro y que de éstos la mayoría caen al mar y la nieve por lo que, reiteró, no es fácil encontrarlos, aunque no descartó la posibilidad de que los vendidos en el centro de la capital mexicana fueran auténticos.