El 1 de junio comenzó en el Szczecin polaco el mayor ejercicio naval de la OTAN, denominado Baltic Operations. Las maniobras cuentan con la presencia de 4.000 soldados y más de 50 buques de guerra de Bélgica, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Holanda, Lituania, Letonia, Alemania, Noruega, Polonia, Reino Unido, Suecia y Estados Unidos, de acuerdo con el Ministerio de Defensa de Polonia.
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Polonia siempre ha tenido mala suerte con la flota. Hasta finales del siglo XVIII, cuando este país dejó de existir en su forma independiente, su flota había sido reconstruida varias veces, y nuevamente volvía a desaparecer. Una verdadera escuadra polaca nació en el siglo XX, cuando el país recuperó su soberanía. Los polacos obtuvieron varios barcos alemanes antiguos tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial, además de algunos buques británicos y más que nada, soviéticos.
Por el momento, la Armada polaca incluye más de 40 barcos antiguos. Melkónov hace hincapié en el bajo grado de preparación técnica de estos navíos. No obstante, los polacos mantienen sus naves de exploración en estado de alerta, y siempre se puede ver a sus buques escoltando a naves rusas en las rutas marítimas entre San Petersburgo y Kaliningrado.
"El más joven de los cuatro submarinos polacos de la clase Kobben, entregados por Noruega a Polonia, tiene 40 años. Su plazo previsto de explotación es de 25 años, pero sigue formando parte de la flota activa hasta el momento", recalca el experto.
Se espera que, para el 2030, la Marina polaca se renueve por completo tras recibir cuatro nuevos sumergibles, tres naves de defensa costera, tres barcos de patrulla, tres dragaminas, dos barcos de rescate, dos naves de inteligencia electrónica y siete buques de apoyo.
"Sin la defensa del Báltico no seremos capaces de defender nuestro país", dijo el ministro de Defensa polaco, Antoni Macierewicz, aludiendo al 'agresor ruso'.
"Polonia juega a un juego común para Europa del Este, en el que intenta contrarrestar a Moscú. Las ambiciones en política exterior de las nuevas autoridades polacas requieren acciones cada vez más decisivas", comentó a Vzglyad el analista político Andréi Starikov.