"Existe una serie de imágenes que es necesario que Cuba asuma ante el mundo, una de ellas es buscar cadenas hoteleras de alto nivel y prestigio mundial, como es el caso de Kempinski, una de las más antiguas del planeta que se ha dedicado a la gestión de hoteles de muy alta categoría", dijo Perelló, quien tiene una maestría en desarrollo del turismo y es catedrático de la Universidad de La Habana.
La cadena hotelera ocupa "un segmento de élite y solo viaja a lugares de élite", subrayó.
Además, con su presencia en La Habana prueba su inserción no solo en Cuba, sino en el Caribe, porque este es el primer hotel Kempinski en la región, según el experto.
"La cadena escoge a Cuba para comenzar a atraer hacia esta zona un mercado de altos ingresos, lo cual es coherente con todo el entorno del hotel, incluyendo las tiendas de la planta baja del inmueble, las cuales con las marcas en venta representan la calidad del grupo", dijo.
El hotel está emplazado en los límites de La Habana Vieja, una de las capitales más antiguas de la época colonial española, declarada además Patrimonio de la Humanidad.
El experto observó que este salto a un segmento de turismo más exclusivo "ocurre en este momento en que por razones históricas ya no es un pecado visitar esta isla, y no se trata solamente de las restricciones con Estados Unidos, había una serie de compañías europeas, grupos empresariales que, aunque no eran estadounidenses, estaban sujetos a críticas, restricciones y hasta posibles sanciones de Washington".
Destacó Perelló la importancia de que exista una embajada de Washington ante La Habana, lo cual impulsa que el turismo mundial no tema ningún tipo de represalias por viajar a Cuba.
Además, hay otra ventaja, "pues Cuba demuestra ser uno de los pocos destinos seguros del mundo, que desgraciadamente está sumido en una ola de actos terroristas, atentados en aeropuertos y una enorme crisis migratoria que complejiza el espacio del Mediterráneo", dijo Perelló.
En estas circunstancias, Cuba desde su posición en el centro del Caribe se ha convertido en un destino muy seguro para los viajes en cruceros, según el experto.
"En la actualidad existen 19 cadenas hoteleras internacionales presentes en Cuba, lo cual también da una imagen de que esta isla está abierta a la inversión extranjera y al mismo tiempo a cualquier tipo de público que quiera llegar aquí y respetar sus costumbres, su cultura y su soberanía, sin discriminación de ningún tipo", comentó.
La corporación Gaviota, contraparte de Kempinski, tiene en su política no firmar contratos de empresas mixtas y es propietaria ciento por ciento del inmueble, pero lo gestiona una empresa extranjera que atiende su comercialización, "aporta el know how apropiado, nuevas tecnologías y nueva cultura del servicio, algo fundamental para la isla", dijo.
Ubicado frente al Parque Central de La Habana y la estatua del líder de la independencia cubana José Martí, el Gran Hotel Manzana Kempinski radica en uno de los lugares más concurridos de la ciudad, con gran afluencia de visitantes extranjeros.
Así vi el hotel Manzana Kempinski caminando por las calle de La Habana #Cuba pic.twitter.com/OjR5CAbE98
— SoniaHC (@SIxCUBA) 9 de junio de 2017
La instalación de seis pisos y 246 habitaciones tiene categoría de cinco estrellas plus y además su entorno exhibe tiendas con productos de reconocidas marcas mundiales.
El escenario, además, tiene la aureola de una larga historia muy relacionada con el comercio de La Habana, evocada frecuentemente por cronistas e historiadores.
Algunas obras literarias y reportes periodísticos catalogaron en su momento a la Manzana de Gómez, antiguo nombre del lugar antes de su remodelación, como todo un monumento al comercio capitalino, ahora revitalizado y abierto al turismo mundial.