Además de su inefectividad, el coste del sistema utilizado para capturar los aviones durante el aterrizaje se ha triplicado de 301 millones a 961 millones de dólares, afirmó Anthony Capaccio, columnista de Bloomberg, citando documentos de la Armada de EEUU.
La Marina de Estados Unidos, sin embargo, todavía tiene tiempo para solucionar el problema de la catapulta de su portaviones. Pese a que el buque ha entrado en servicio, se deberá esperar hasta 2020 para ver finalizar todos sus sistemas de combate, por lo que no se espera que pueda participar en misiones reales hasta 2022.
El USS Gerald R. Ford es el buque insignia de un nuevo tipo de navíos llamados a reemplazar gradualmente a la clase actual de portaviones de EEUU, la Nimitz, (compuesta oficialmente por diez portaviones), presente en la flota norteamericana desde 1975.
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