El ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, fue el primero en someter a fuerte crítica la iniciativa de Washington.
Berlín destacó que no se pueden mezclar las sanciones económicas y los intereses nacionales. Además, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y los representantes de la Comisión Europea expresaron su descontento al respecto.
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Las nuevas sanciones antirrusas, por las cuales el Senado votó el 14 de junio, de ser aprobadas en todos los niveles, afectarán a varias empresas europeas, incluidas las involucradas en la construcción del Nord Stream 2: BASF, E.ON y OMV.
Este proyecto prevé el tendido de dos tuberías de gas con capacidad para 55.000 millones de metros cúbicos de Rusia a Alemania por el fondo del mar Báltico.
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La ministra de Economía alemana, Brigitte Zypries, acusó a Washington de haberse distanciado de un enfoque común acerca de Rusia y las cuestiones relacionadas con la imposición de sanciones. Asimismo, añadió que era necesario esperar y ver si Trump aprueba la introducción de las nuevas medidas restrictivas contra Moscú.
"Si lo hace, tendremos que pensar qué medidas podríamos tomar", concluyó Zypries.