"Me llevé una sorpresa tremenda cuando oí el resultado y espero que los que votaron 'fuera' sean conscientes de que su decisión causará probablemente el mayor cambio en la historia del Reino Unido", afirma Anca Salaghie, rumana de 31 años.
Lleva ochos años residiendo y trabajando en Londres y cree que la mano de obra escaseará si los estimados 2,2 millones de nacionales de la UE son repatriados o emigran voluntariamente.
"No hay que ser un experto en política para darse cuenta de que en la construcción, en servicios de limpieza, hostelería y muchos otros sectores trabajan europeos en puestos que casi ningún británico quiere tomar", señala desde su actual posición de recepcionista.
"La gente está muy defraudada con el Gobierno de Theresa May por no haber protegido los derechos de los residentes y tiene miedo de que les echen del país", advierte a Sputnik Anxo Cereijo, ingeniero gallego y asesor en comunicación digital en el ministerio británico de Justicia.
Cereijo obtuvo la nacionalidad británica días después del referéndum pero, según dice con pesar, "desde el voto Brexit me tratan como inmigrante".
"Se ha aceptado que hay demasiados europeos que vienen a robar el trabajo a los ingleses y se tolera la xenofobia y el racismo", denuncia.
Los incidentes racistas se dispararon en verano de 2016, en particular contra ciudadanos de Europa del Este.
De acuerdo con Salaghie, se repiten las "situaciones embarazosas desde el Brexit", como el grito de "¡regresad a vuestro país!", que algunos ni consideran un insulto hoy en día.
El Brexit ganó por una diferencia de cuatro puntos —del 52% al 48%— pero dio luz verde a actitudes racistas que antes se mantenían bajo la superficie, según coinciden los entrevistados.
Muchos europeos están pidiendo la residencia británica en precaución a la pérdida de derechos si Londres y Bruselas no alcanzan un acuerdo.
Según el secretario general de la Cámara de Comercio de España en Gran Bretaña, Igor Urra, "ningún empresario está pensado en cerrar e irse pero el Brexit puede ser la gota que colme el vaso".
"A nivel personal es distinto y hay muchos planteándose qué es el momento de volver", resalta el economista vasco.
Una encuesta reciente de la Cámara entre sus socios —empresas británicas y españolas— indica que el 40% ya tiene un plan de contingencia mientras que el 60% no ha hecho nada al año del histórico voto del 23 de junio de 2016.
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La actitud es de "esperar a ver" cómo se desarrollan las negociaciones del divorcio y qué políticas post-Brexit introduce el Gobierno británico.
"El Brexit ha sido un terremoto político pero desde la perspectiva económica va a abrir oportunidades", afirma Urra.
El experto considera que España está en buena posición para atraer empresas o divisiones corporativas ubicadas en Reino Unido que necesiten mantener una base en la UE.
"No preveo una fuga en el momento cero de empresas ni de talento, pero España tiene un conjunto de condiciones muy buenas para conseguir deslocalizaciones de empresas asentadas en Reino Unido", añade el consejero de la Cámara de Comercio.
Urra se une a los que ven en el Brexit la oportunidad de España para convertirse en la "Alemania del sur de Europa".