El foro fue creado en agosto de 2012, cuando Vladímir Putin regresó a la Presidencia de Rusia. En aquel entonces, la prensa rusa calificó al recién nacido centro de estudios como el 'club Bilderberg ruso', basándose en el hecho de que en aquel momento contaba con el apoyo explícito y público de la administración presidencial.
La primera reunión del nuevo club tuvo lugar en la antigua ciudad de Izborsk, fundada en el siglo VIII, que se encuentra cerca de la frontera de Rusia con Estonia. Los participantes de esta reunión representaron a diferentes sectores políticos entre los que se encontraban estalinistas, nacionalistas y eurasianistas. La primera 'cumbre' del foro contó con la presencia de varios políticos de alto rango, como el ministro de Cultura, Vladímir Medinski.
Actualmente, los miembros del Club de Izborsk se describen a sí mismos como conservadores sociales, al menos esa es la descripción que figura en el sitio web oficial de la organización.
Según la prensa rusa, la agrupación representa los puntos de vista de la parte conservadora de la élite rusa y goza de un amplio apoyo del Kremlin que, sin embargo, en los últimos años, no se ha mostrado públicamente.
Desde su fundación, el club está encabezado por el escritor Alexandr Projánov. Entre los miembros permanentes del foro figuran el asesor de Putin en integración económica regional, Serguéi Glaziev, el premio Nobel de Física Zhores Alferov, varios obispos ortodoxos y el teniente general y presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Leonid Ivashov.
Los miembros del Club de Izborsk están especializados en el estudio de la política exterior e interior de Rusia.
Entre sus principales objetivos se encuentran la creación y presentación de informes de análisis "dirigidos a crear una política estatal patriótica en todos los ámbitos de la vida nacional".
Además, desde 2015, tras recibir una ayuda presidencial, la organización se propuso aclarar "qué es el mundo ruso".
En enero de 2017, uno de los miembros del club, el obispo Avgustin, insistió en que Rusia puede y debe ofrecer al mundo "un nuevo paradigma y un nuevo modelo de vida humana".
