El presidente de Brasil, Michel Temer, firmó un decreto para enviar un contingente de 10.000 efectivos militares y policiales al Estado de Río de Janeiro. Se trata de una respuesta a la escalada de la inseguridad y del crimen en ese territorio, cuya capital es la segunda ciudad más poblada del país y frecuente escenario de enfrentamientos entre las fuerzas del orden y el crimen organizado.
Según Patricio Gómez Talavera, docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador especializado en asuntos brasileños, Río de Janeiro "es un Estado que hace varios años está afrontando crecientes dificultades financieras". La unidad federativa se encuentra al borde de la bancarrota desde el final de la administración del exgobernador Sérgio Cabral, perteneciente al oficialista PMDB, actualmente preso por presuntos delitos de corrupción.
El académico recordó que en el Estado hay un promedio de 3,5 asesinatos por día, que no son fruto de "una violencia fuerte y focalizada sino de algo mucho más complejo", con aristas políticas, económicas e institucionales.
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"Río de Janeiro no solo ha acumulado un cuadro financiero muy delicado sino que además afronta —como el resto de Brasil— graves dificultades económicas. Siempre se caracterizó por tener una sociedad con altos niveles de desigualdad social, que precisamente fue lo que dio surgimiento a todo el movimiento de políticos evangelistas, muy fuerte producto de la inserción que tienen las iglesias en los conurbanos empobrecidos de las principales ciudades del Estado", indicó el politólogo.
Es la tercera vez en lo que va de 2017 que Río de Janeiro recibe apoyos desde las Fuerzas Armadas y de las Policías de otros Estados. Según Gómez Talavera, siempre existió un "piso de militarización de su seguridad". Sin embargo, los efectos de la crisis económica y la ingobernabilidad del Estado han profundizado este tipo de intervenciones "como vía de garantizar la seguridad ciudadana" en todo el territorio, aunque sobre todo en la capital, donde en los últimos días se pudieron ver tanques en las calles.
Recebi relato do que está sendo feito. Já diminuiu nesses dias o índice de criminalidade e em especial do roubo de cargas. pic.twitter.com/gQENSYhp74
— Michel Temer (@MichelTemer) 30 de julio de 2017
"No es que ahora está entrando en una fase de violencia: siempre tuvo un piso de tensión social muy elevado, superior al de otros Estados, producto de diversos factores, muchos de carácter histórico. Tiene que ver con una mala administración de recursos, una mala planificación urbana y una gran desigualdad social, entre otros", puntualizó Gómez Talavera.
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Por otra parte, el actual gobernador carioca, Luiz Fernando Pezão, ha tenido "crecientes dificultades políticas para llevar adelante sus iniciativas" por la falta de coordinación con el Gobierno federal. Asimismo, el jerarca se encuentra bajo tratamiento por un linfoma, lo que lo ha obligado a apartarse de su cargo temporariamente.
"Las diferencias y las negociaciones entre el Gobierno local y el central han sido más difíciles. Todo eso sumado resulta en que el cuadro actual de Río de Janeiro sea de crisis económica y de una muy compleja gobernabilidad política", resaltó el analista.