La solución se presentó en forma de comprar un par de aviones con un fuerte 'matiz' ruso, escribe Defense One.
Boeing ya probó ambos aviones, pero los dejó almacenados. Según los datos de seguimiento de vuelos, los dos volaron por última vez en febrero de 2017 rumbo al Aeropuerto de Logística de Victorville, en el estado de California, donde 'descansan' los aviones comerciales jubilados.
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Sin embargo, convertir un 747 estándar en una Casa Blanca 'volante' no será una tarea fácil. Después de adueñarse de los aviones, la Fuerza Aérea recibirá de sus contratistas un moderno sistema de comunicaciones, de contramedidas defensivas y hasta de protección contra un pulso electromagnético generado por una explosión nuclear.
La solicitud presupuestaria de 2018 del Pentágono muestra que la Fuerza Aérea estadounidense tiene planeado gastar casi 3.200 millones de dólares entre 2018 y 2022 en la renovación de los dos aviones.
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Así, el 'padre' de la idea, Donald Trump, podrá volar en los nuevos aviones solo en caso de ser reelegido para un segundo mandato.