En total, fue acusada de ser responsable de más de 650 asesinatos de mujeres jóvenes. Pero ¿qué estaba detrás del comportamiento de la condesa? Pues Isabel solía bañarse en la sangre de sus víctimas, puesto que creía que esto le ayudaría a mantener su piel siempre joven.
Isabel nació el 7 de agosto de 1560 en el seno de una de las familias aristocráticas más poderosas de Hungría. Recibió una buena educación, aunque también mostró interés por la alquimia y la brujería.
"Hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir […] hasta el príncipe de Transilvania era prácticamente analfabeto", afirmaba un cronista de la época.
El 4 de enero de 1604, el conde Nadasdy murió, dejando viuda a Isabel. Esto fue el punto de inflexión para la condesa. Así, con la ayuda de sus cómplices Darvulia, Jo Ilona y Dorko montó una cámara de suplicios en los sótanos del castillo donde vivía.
La mujer —que supuestamente sufría de epilepsia y psicopatía— utilizó numerosas máquinas de tortura para matar violentamente a las sirvientas adolescentes. Entre los mecanismos que guardaba en su 'laboratorio sádico' también había un instrumento denominado 'la doncella de hierro', una especie de cofre con forma de cuerpo femenino, cuyo interior estaba forrado de afilados clavos.
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En abril de 1611, la mujer fue condenada a cadena perpetua, mientras que sus cómplices fueron todos ejecutados. La condesa vivió encarcelada en su propia habitación en Cachtice durante casi cuatro años. Murió el 21 de agosto de 1614, "abandonada por todos". Ahora, las bodegas de la condesa se utilizan para almacenar el vino 'Sangre de Bathory'.