Juncker agregó, sin embargo, que privar a estos países de una perspectiva europea podría llevar a una repetición del escenario político vivido en la década de 1990, es decir, a la violencia y los conflictos internos que padeció la región.
De acuerdo con Aleksandar Mitic, miembro del Centro de Alternativas Estratégicas de Belgrado, pese a que Turquía es el "rehén de la politización de la adhesión a la UE" más conocido, el ejemplo más claro de esa política europea es Serbia.
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"Aunque Serbia llegue a cumplir con todas las exigencias de la Unión Europea, el país no podrá unirse a ella sin antes renunciar completamente a Kosovo y a las relaciones estratégicas con Rusia y la República Srpska", comentó Mitic.
El experto destacó que la UE solo aceptará la participación del país en la organización cuando sea oportuno y cuando llegue el momento político adecuado.
"El cumplimiento de las normas de la UE como requisito para la adhesión a esta unión no pasa de ser un cuento de hadas para los 'ingenuos niños balcánicos', es decir, para las élites políticas locales que realmente creen, o más bien fingen creer en eso.
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En realidad, no se trata de normas, sino de simples intereses políticos, geopolíticos y económicos muy definidos, y nada más", subrayó el experto.
Según Vukadínovich, Serbia ha sido la principal 'víctima' del llamado 'doble rasero' de la UE en los últimos 10 o 15 años. Para Mitic, las normas objetivas son efectivas solo para aquellos países alineados con el espacio euroatlántico, tanto en política exterior como en el ámbito cultural.
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