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No obstante, según Brian Wilcox del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, perforar un supervolcán conlleva numerosos peligros potenciales.
"Si se perfora la parte superior de la cámara de magma y se trata de enfriar desde allí, esto resultaría muy arriesgado", apuntó el experto a la cadena BBC.
A juicio de Wilcox, "la amenaza del supervolcán es sustancialmente mayor que la amenaza de asteroides o cometas".
Una erupción de un supervolcán podría acarrear tales consecuencias como el hambre mundial y la liberación de cantidades masivas de dióxido de azufre en la atmósfera. De acuerdo con las estimaciones de la ONU, las reservas mundiales de alimentos, en este caso, durarían tan solo 74 días.
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El mayor temor de los vulcanólogos es la ceniza esparcida por el viento. Según el investigador Larry Mastin, esto debería preocupar, en primer lugar, a las personas que viven a barlovento de las posibles erupciones.
De acuerdo con el Servicio Geológico de EEUU, no habrá erupciones en el territorio de Yellowstone durante siglos. Sin embargo, Wilcox indicó que el supervolcán del Parque explota aproximadamente una vez cada 600.000 años y, según el experto, "ya han pasado cerca de 600.000 desde que explotara por última vez".
El plan de la NASA es perforar alrededor de diez kilómetros en Yellowstone y bombear agua que se extraerá lentamente. El costo del proyecto puede alcanzar los 3.500 millones de dólares.