Son casi las 23:00 horas en la capital belga y una mujer espera sentada el metro que tiene que tomar. Desde el otro lado de la plataforma, un grupo de varones le empieza a gritar provocaciones en francés, uno de los idiomas oficiales del país. Una cámara registra la escena. Otras personas están presentes. Nadie hace nada. La joven, incómoda, se levanta y se pone a caminar de un lado a otro en largos segundos, mientras los muchachos le siguen diciendo lo bella que es hasta que llega su tren.
El vídeo sobre el acoso callejero hacia mujeres se trata del experimento social de número 42 que un grupo de activistas belgas produce en las calles de Bruselas. La idea consiste precisamente en provocar una reflexión en las personas respecto a ocasiones que pueden pasar desapercibidas o ser conscientemente ignoradas.
"Nos dimos cuenta de que en situaciones de incivilidad, vandalismo [y otras], las personas a menudo permanecían espectadoras. Queríamos reproducir ciertas situaciones de la vida cotidiana a través de cámaras ocultas para sensibilizar al público sobre estos hechos, pero también darle una clave adicional de lectura gracias a los especialistas que intervienen en cada vídeo", explican los idealizadores en su página de Facebook.