"Eso no significa que no queramos a los turcos, pero el Gobierno del país con Erdogan en la presidencia evoluciona en una dirección opuesta a lo que es Europa (…), está absolutamente claro que Turquía en su estado actual no llegará a ser miembro de la UE", dijo en una entrevista con el periódico Bild.
Las relaciones entre la UE y Turquía empeoraron tras la intentona golpista de 2016, Bruselas criticó la reacción de las autoridades turcas a estos sucesos, los arrestos masivos y otras medidas adoptadas por Ankara y suspendió la preparación de nuevos contactos sobre el ingreso de Turquía en la Unión Europea.
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Se agravaron especialmente las relaciones con Austria, la que insiste en cesar las negociaciones sobre la admisión de Turquía en la UE, y con Alemania que propone revisar la política económica para Ankara, sobre todo los programas crediticios y de inversiones, debido a los arrestos de defensores de derechos humanos turcos.
