"Los 'halcones' polacos y lituanos comenzarían con ganas una guerra real, llevarían entusiasmados la situación internacional a un umbral peligroso. Mientras tanto, en el comportamiento de Occidente se nota más un juego cínico que tiene como objetivo vender la inútil maquinaria bélica de sus almacenes", señala el analista.
Según Rekas, en Varsovia, Vilna o Bucarest siempre habrá alguien que compre esta maquinaria, gaste el dinero del presupuesto y frene así las reformas económicas.
"Como resultado, por un lado, tenemos a unos locos y por el otro a unos actores cínicos", observa.
"El nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, no necesita una guerra real, al menos en Europa. Trump está más interesado en la presión sobre los miembros de la OTAN para que paguen por la defensa. Por lo tanto, Stoltenberg llega a Varsovia para alabar a los polacos por el gasto en defensa del 2% del PIB, por la compra de maquinaria bélica innecesaria por parte de Polonia", analiza Rekas.
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El analista sugiere preguntarles a los representantes de Polonia o de la OTAN, que repentinamente comenzaron a hablar de la preocupación por el acercamiento de un gran número de militares a las fronteras de la OTAN, quién había movido las fronteras de la Alianza. Tal vez la raíz del problema radica en el hecho de que a pesar de los acuerdos internacionales aceptados por la Alianza en los años 90, la OTAN amplió sus límites.
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"Esta Alianza es agresiva, se basa en la doctrina militar agresiva y se dedica a bombardear a los estados 'culpables' solo Dios sabrá de qué. Si hay una fuente de amenaza, está en la OTAN", declara.
Rekas señala también que Bielorrusia está bajo una enorme presión por parte de Occidente y Polonia, en particular, dirigida a organizar una revolución y derrocar al presidente Lukashenko, apoyado por el pueblo.
"Por lo tanto, está bien que el Ejército bielorruso se entrene un poco. Quizás esto enfríe las 'cabezas calientes' de Vilna, Varsovia y Washington", concluye.