"¿Hasta qué punto ha perdido el presidente Trump la conexión con la realidad? Ha llegado al momento de que la nación lo sepa", subrayó el 21 de agosto el columnista de The Washington Post Eugene Robinson.
Anteriormente, la miembro de la Cámara de Representantes de EEUU Zoe Lofgren introdujo un anteproyecto en el que se propone someter a Trump a exámenes médicos y psiquiátricos. Los resultados de la investigación deben mostrar si es capaz de ocupar el puesto de jefe de Estado.
Lofgren explicó que su solicitud está motivada por el inusual comportamiento que Trump muestra en público.
Asimismo, en la red se mostraron preocupados por el hábito del presidente de EEUU de mover los objetos sobre la mesa durante las reuniones oficiales. Este hábito se asocia tradicionalmente con un trastorno obsesivo-compulsivo característico de las personas que sufren de pensamientos obsesivos o fobias.
Según las últimas encuestas de opinión pública, los índices de aceptación de Trump se encuentran bastante bajos.
Por su parte, todos los psiquiatras consultados por Sputnik sostienen que diagnosticar una enfermedad en ausencia del paciente y violar la confidencialidad médico-paciente es una algo muy grave.
"Es una tendencia muy negativa", matizó la presidente de la Unión rusa para la Protección de la Salud Mental, Natalia Treúshnikova.
"Si vamos a percibir todo lo que no corresponde a nuestro entendimiento de la norma como una enfermedad psiquiátrica se puede llegar muy lejos. Alguien no se viste como nos parece normal, otro no comparte el punto de vista de la mayoría y así. Juzgar si una persona es normal o no, sobre la base de lo que nos parece mal o extraño es poco ético y totalmente erróneo. Esto puede llevar a consecuencias indeseadas", resumió la experta.
El experto también explicó que, en general, hay dos tipos de trastornos: graves y menos graves. De los trastornos graves sufre alrededor del 1% de la población, mientras que de los trastornos situacionales pueden afectar a cualquier persona que perdió su trabajo o a un familiar. No obstante, en lo que se refiere a los políticos, ellos a menudo tratar de engañar para impresionar al público.
"Incluso el comportamiento impulsivo puede resultar en un juego bien pensado, lo que de vez en cuando es lo que observamos en las pantallas", explicó Yérichev.
"En Rusia también tenemos a nuestros 'Trump'", subrayó el psiquiatra ruso Yan Góland.
"Teniendo en cuenta que Trump solía ser presentador de varios 'realities shows' y realizó varios cameos en películas y series de televisión, tiene que tener habilidades artísticas. De ahí procede un cierto grado de narcisismo. Pero esto es un rasgo de carácter, no se trata de un desequilibrio mental", reconoció Maligin.
El especialista también recordó que se puede notar cierto narcisismo en el presidente Putin, al observar su foto con el torso desnudo. Como ejemplo histórico, se puede recordar a Lenin, cuyos discursos eran excesivamente emocionales. A veces llegaba al borde de la histeria. Pero lo necesitaba para aumentar el poder de persuasión, concluyó el científico.
Sin embargo, los especialistas entrevistados por Sputnik reconocen la importante de un diagnóstico a tiempo y consideran oportunos realizar exámenes psiquiátricos a los políticos que acceden a cargos importantes de la administración estatal, lo que es tradicional para los pilotos, choferes y empleados que trabajan con niños.
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