Nació el 4 de octubre de 1917. Si bien su vida se truncó a los 49 años, legó una importante obra musical y plástica que en el centenario de su nacimiento sigue tan vigente como en el primer día, explicó a Sputnik Loreto Araya, coordinadora de las celebraciones que se llevan a cabo en Chile.
"Violeta Parra es de todos. Todos los chilenos nos hemos apoderado de su figura, que la consideramos un personaje cercano y nuestra gran creadora. No hay quien no lleve en su disco duro temas como 'Gracias a la vida' o 'Volver a los 17'", dijo Araya.
Recorrió América Latina a lo largo y ancho para poner en valor las expresiones culturales tradicionales y los ritmos musicales propios de los distintos pueblos de su país y la región. Este aspecto "se ha relegado mucho", pero es un aporte que dio Violeta Parra a las nuevas generaciones.
Parra no se destacó solo en el campo musical. Sus bordados en arpillera, con motivos propios de la iconografía tradicional de su país, fueron exhibidos en salas de renombre mundial. Con las mismas manos que tocaba el charango o dibujaba en tela, moldeaba cerámicas. Esta vertiente artística la desarrolló mientras se recuperaba de una hepatitis y no podía tocar ni la guitarra ni cantar.
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Su experiencia como hija de una costurera y de un maestro la marcó profundamente. Debido al trabajo de su padre, mantuvo una infancia repartida en varias ciudades del país. Ya en la adultez, continuó su itinerancia en distintas localidades de Chile y Europa, además de sus extensas giras por el Viejo Continente.
"Violeta también era muy conocida por su carácter, que era bastante endemoniado, pero sin duda esa perseverancia y esa porfía lo llevó a realizar todo lo que se proponía. Pensemos que fue una mujer que llegó a Francia y a los dos años de vivir allí presentó en exposición sus arpilleras en el Museo de Artes Decorativas del Louvre", describió la organizadora de los eventos por el centenario de la artista.
Precisamente, como dice en uno de sus versos más célebres "lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber, ni el mas claro proceder, ni el mas ancho pensamiento". Ese, tal vez, ha sido el motor para haber dejado una marca indeleble en las artes de América Latina.
A lo largo de los últimos 12 meses, en las 15 regiones de Chile se han llevado a cabo diversas instancias para homenajear la figura de Parra. Las celebraciones se culminan con un concierto multitudinario en los balcones del Palacio de la Moneda, la sede del Gobierno de Chile. Inicialmente previsto para el día del centenario, debió ser pospuesto por razones climáticas.
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Este año no fue únicamente el centésimo aniversario de la artista. Uno de sus hijos, Ángel, falleció de cáncer en marzo con 73 años, luego de estrenar ‘Violeta más viva que nunca', un documental que "tardó 10 años en hacer" y que incluye entrevistas "a muchos artistas que la conocieron".
Ellos dos no son los únicos miembros de este clan que se destacaron en las artes. La familia Parra dio también a Nicanor, aún vivo con 103 años, célebre poeta ganador del Premio Cervantes, el máximo de las letras en lengua española.
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Otra hermana de Violeta, Isabel, sigue en los escenarios junto a su hija Tita. Además, dos nietos de la artista, Ángel y Javiera, son destacados músicos de la escena musical chilena. Todos han formado parte de los homenajes a su matriarca, tanto en su país como en escenarios de Portugal, España, Francia, Argentina y Uruguay.
"Esto que se vivió es bien impresionante para dimensionar hasta dónde llevó Violeta Parra en otros países. Ella nunca estuvo en Lisboa y los conciertos que se hicieron fueron fenomenales realmente con muy buenos comentarios en la prensa. En París, estamos todos expectantes por el concierto que se viene", concluyó Araya.