Desde Washington algunos medios y 'especialistas' intentan subestimar no solo el contenido simbólico de la primera visita de un rey saudí a Rusia, sino de poner en duda el posible alcance del evento.
Principal aliado de Arabia Saudí en una de las zonas más sensibles del planeta, Estados Unidos sufre la incertidumbre creada en su política exterior por Donald Trump. Esa pérdida de influencia, que no solo hay que atribuir al nuevo mandatario, sino que ha sido heredada de los ocho años de 'obamismo', se le suma a la entrada de Rusia en ese escenario, con un papel protagonista cimentado en su política en Siria.
Lea más: Pentágono muestra preocupación por compra saudí de S-400 rusos
Le puede interesar: Los S-400 rusos, el escudo de Turquía contra… ¿Occidente?
El futuro de Siria
Arabia Saudí, que ha apoyado a varios de los grupos islamistas que luchan contra el Gobierno de Bashar Asad, parece haber comprendido que la batalla sobre el terreno está perdida. El apoyo militar ruso a su aliado de Damasco ha evitado no solo la derrota del Ejército sirio, sino que, como en el caso de otros países europeos, la casa real saudí ya no exige la salida de Asad del Gobierno como condición indispensable para abordar el futuro del país.
Desde Rusia se ha alabado el papel mediador de los saudíes en las negociaciones celebradas en El Cairo para facilitar las treguas en algunas zonas de combate.
Más aquí: Rusia, factor determinante en la lucha antiterrorista en Siria
Los saudíes han afirmado coincidir con el Kremlin en las vías de resolución de los conflictos principales de Oriente Medio: apoyo a la resolución 2254 de la ONU sobre Siria; respaldo al Gobierno y a la integridad territorial de Irak, solución política para Yemen sobre la base en las iniciativas del Consejo de Cooperación del Golfo y, también, colaboración con las Naciones Unidas para acercar a las partes en disputa en Libia.
Desarrollo y petróleo
Los acuerdos firmados en Moscú por el monarca saudí incluyen, además del armamentístico, apartados en los campos del comercio, la alta tecnología, la investigación o la industria. Para Moscú, Arabia Saudí representa también un mercado que reemplaza, en parte, la pérdida provocada por el boicot comercial occidental a sus productos agrícolas y ganaderos. Para la monarquía saudí, Rusia puede convertirse en un pilar primordial del programa de reformas 'Visión 2030', que pretende dejar de lado el petróleo como única fuente de riqueza y diversificar así su economía.
Lea también: Qué hay detrás del giro saudí hacia Rusia
Es precisamente un acuerdo sobre el precio del crudo lo que interesa a Rusia y a Arabia Saudí, productores entre ambos de un 25% del petróleo mundial. Estabilizar el mercado petrolero es uno de los objetivos comunes. El acuerdo de recorte de la producción debe ser revisado en marzo, pero Moscú desearía ampliarlo a todo 2018. Demasiados intereses comunes para no acercar posiciones entre Arabia Saudí, una de las potencias de la zona, y Rusia que se confirma como un actor indispensable en la región.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK