Eso a pesar de la recomendación que dio a principios de este mes de octubre la directora del FMI, Christine Lagarde: "De muchas maneras, las divisas digitales podrían ser tan buenas como las divisas y las políticas monetarias existentes". Traducido: exigió a los bancos centrales no ignorarlas.
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En este sentido, el consumismo es capaz de fagocitar hasta a sus enemigos más acérrimos para devolverlos en un formato comercial listos para la venta. En el caso concreto de las criptodivisas, monedas cuyo espíritu y ventaja es estar fuera del sistema, ahora ese sistema es el que está a punto de devorarlas y hacerlas suyas.
El economista Luis Palma Cané lo tiene muy claro.
"En principio yo estoy en contra (de las criptodivisas) por dos cosas. En primer lugar porque esta moneda escapa al control de los bancos centrales. Y todos sabemos que una moneda en un sistema global como el actual, es muy importante, y me preocupa que no esté de alguna manera supervisada y que no permita hacer políticas monetarias".
"Y segundo, y no se necesita ser muy inteligente para definirlo, está claro que estamos frente a una burbuja financiera. La teoría y la experiencia de nuevo, indican una burbuja financiera requiere dos condimentos muy importantes: primero, que el valor de aquel activo que uno sospecha que tiene una burbuja, crece por encima de los bienes que son sustitutos. Acá me refiero al precio de los bonos y de las acciones. Si uno mira lo que ha crecido el valor del bitcoin, ha sido exponencial", observa el asesor.
"El segundo punto en el que uno descubre que hay una burbuja financiera, es que a lo largo del proceso del crecimiento desmedido de ese activo, el volumen de transacciones aumenta también rápidamente, y es lo que está pasando con el bitcoin. Vale decir que están dadas las condiciones para que esto sea una burbuja, lo cual es extremadamente peligroso", advierte Palma Cané.
También esta semana se pronunció el presidente, Vladímir Putin, al respecto. Llamó a centrarse en la experiencia internacional para regular la circulación de las criptomonedas en el país, sin poner trabas innecesarias. Pero hizo advertencias.
"Las criptomonedas se están convirtiendo en algunos países en un medio de pago pleno, en un activo de inversión. Pero al mismo tiempo, su uso conlleva serios riesgos. (…) Posibilita el lavado de capitales criminales, evadir el pago de impuestos e incluso financiar el terrorismo, además de la difusión de esquemas fraudulentos que podrían atrapar a ciudadanos comunes y corrientes", precisó el mandatario ruso.
"Cómo aprovechamos las ventajas y cómo eliminamos los riesgos, yo no lo tengo claro”, indica el economista argentino.
"El problema no es que yo no lo tenga claro, sino que me parece que nadie lo tiene claro todavía, y de ahí el peligro de que esto (las criptodivisas) se siga desarrollando y siga creciendo, y entonces en algún momento quizás la avalancha de esta moneda es muy fuerte y ahí va a ser más difícil que por lo menos se pueda hacer política monetaria".
El que parece que lo ve claro es Japón, que prepara una moneda digital para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Según un reporte del Financial Times, la nueva moneda virtual sería presentada por un consorcio de bancos de origen japonés que está liderado por las firmas Mizuho Financial Group y Japan Post Bank, y que habría recibido el apoyo del Banco Central, y también del regulador financiero de ese país para el desarrollo de esta moneda virtual.
Palma Cané vuelve a mostrar su contrariedad al respecto.
"Esto a mí me genera cierto escozor. (…) La verdad es que es un tema (el de las criptomonedas) que hoy a mí no me convence, y menos me convence la explosión de precios que ha tenido. Eso, si uno aplica los libros, es una burbuja perfecta de manual".
Las criptodivisas son las monedas más liberales, de la que se destaca su funcionamiento, su captación, su seguridad, su característica deflacionaria, alegal, limitada, cuyos pagos son pesudoanónimos.
Pero el gran espíritu de su génesis es que se trata de una moneda "sin gobierno". Los libertarios y los ultraliberales ven una ventaja en el hecho de que no dependen de ningún banco central ni de intermediarios. Así las cosas, su valor no está sujeto a decisiones políticas con intereses gubernamentales; dificulta la congelación de fondos; y también sirve de salida a países rechazados por algunas plataformas de pago por su falta de fiabilidad económica.
Palma Cané muestra una postura firme al respecto.
"Yo me opongo totalmente a los libertarios, sin ser un regulador, un controlador, porque yo creo en la libertad de mercado. Ahora, todo tiene su límite. Los libertarios proponen que borremos los bancos centrales. Entonces yo digo que la política monetaria no sirve, la política monetaria la define el mercado. Es ir en contra de la corriente que ha 'triunfado' en las últimas décadas. Imagínate, ¿que hubiera sido de la crisis de 2008-2009, sin la regulación de los bancos centrales, que fuera todo bitcoin? Eso volaba todo por los aires",
"Hay que tener mucho cuidado con los fundamentalistas, porque el problema básico de los fundamentalistas, como pueden ser los libertarios, son aquellos que 'o estás a favor o en contra'. No se puede opinar distinto. Entonces esto intelectualmente es extremadamente peligroso", sentencia el economista Luis Palma Cané.