Hace precisamente 70 años, el 14 de octubre de 1947, la URSS realizó pruebas de su primer misil balístico de largo alcance, diseñado sobre la base del artefacto alemán V2.
El programa de misiles soviético se vio impulsado por los bombardeos nucleares de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, efectuados por EEUU el 6 y 9 de agosto de 1945. Los líderes de la URSS comprendían que era imprescindible desarrollar armas nucleares en paralelo a sus rivales que fueran capaces de alcanzar el territorio de un enemigo potencial.
Raíces alemanas
Aunque en aquel entonces esta arma se enfrentaba a dificultades en la producción y sus capacidades destructoras eran menores, a la hora de compararla con los bombarderos estratégicos utilizados por los norteamericanos, sin embargo, su potencial y futuro eran muy alentadores.
Efectivamente, fueron los estadounidenses quienes trataron de exprimir al máximo toda la información posible sobre el artefacto alemán. Quedaba poco tiempo hasta la capitulación de la Wehrmacht, que se produjo el 8 de mayo de 1945, cuando el jefe de diseño del cohete V2, el ingeniero alemán Wernher von Braun y sus colegas fueron capturados por los estadounidenses. Posteriormente, estos diseñadores perfilaron el programa espacial norteamericano, destaca Kots.
Se tardó más de un mes en esta labor, pero la Unión Soviética logró recopilar la información y materiales suficientes como para construir su propio cohete. Su montaje se realizó en la localidad alemana de Nordhausen, así como en la empresa NII-88, situada en la ciudad de Podlipki, en la región de Moscú, y fundada el 16 de mayo de 1946 en lugar de una fábrica de artillería.
El primer lanzamiento del misil balístico se llevó a cabo allí con éxito el 18 de octubre de 1947, a las 10:47 horas de Moscú. El cohete ascendió a una altura de 86 kilómetros y se colapsó al penetrar las capas densas de la atmósfera. El artefacto alcanzó la superficie de la tierra a unos 274 kilómetros desde el punto de partida con una desviación de unos 30 kilómetros del objetivo. La precisión fue considerada como satisfactoria.
En total, en octubre y noviembre de 1947 se efectuaron 11 lanzamientos de este primer misil balístico soviético, cinco de los cuales resultaron exitosos.
El potencial del misil 'Satán'
Actualmente, el descendiente más 'joven' de aquel bisabuelo soviético es el prometedor proyectil balístico intercontinental ruso RS-28 Sarmat (Satán-2, según la clasificación de la OTAN). El sistema de nueva generación está en desarrollo y pasará a disposición del Ejército ruso aproximadamente en 2020.
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Según los datos disponibles, el proyectil tiene un alcance de hasta 15.000 kilómetros y cuenta con alrededor de 10 ojivas divisibles con una capacidad de hasta 750 kilotones cada una. Estas ojivas volarán hacia su objetivo a velocidad hipersónica y podrán cambiar de rumbo, por lo cual el escudo antimisiles actual de EEUU y el que esté por venir no serán capaces de interceptarlas.
"Sarmat tiene una reserva de poder que le permite cruzar los Polos Norte y Sur, superando cualquier sistema de defensa antimisiles, destacó Yuri Borísov, viceministro de Defensa de Rusia. "Esta es un arma muy seria. Le tienen miedo. Las pruebas del nuevo proyectil están programadas para antes de finales de 2017", precisó el alto cargo gubernamental.
Las pruebas se efectuarán en el cosmódromo de Plesetsk, cerca de Arjánguelsk, donde ha sido preparado ya un silo para misiles, comentó una fuente de la industria militar rusa citada por los medios locales.
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