Aunque el tamaño del cerebro humano constituye solo el 2% del peso corporal total, consume más del 25% de nuestra energía básica.
"En este sentido, no somos únicos. Y esto desafía uno de los principales dogmas de los estudios de la evolución humana", afirma Doug Boyer, profesor asistente de antropología evolutiva de la Universidad de Duke (EEUU).
Sin embargo, resultó que algunos otros animales, entre ellos varios monos e incluso lémures y tupayas, tienen un sistema nervioso tan 'comilón' como el de los seres humanos.
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Por lo tanto, los científicos se preguntan si los cerebros, que consumen mayor cantidad de energía, evolucionaron primero y luego predispusieron a algunos grupos de animales a mayores poderes mentales, o si bien los desafíos cognitivos preexistentes favorecieron que los individuos dedicaran más energía al cerebro.