"Abordamos en particular la forma en que la cultura visual de la Unión Soviética se hizo pública y cómo se dio una transformación social de la producción del arte, saliendo del estudio y la galería para ocupar las calles", explicó a Sputnik el director de exposiciones de la institución, Mathew Gale.
'Red Star' estará abierta al público en el nuevo edificio de Tate Modern, al sur del Támesis, desde el 8 noviembre hasta el 18 de febrero de 2018.
La muestra reúne unos 250 carteles, fotografías, postales, folletos, ejemplares de revistas, libros y alguna pintura y cortometraje.
Se trata en su mayoría de materiales gráficos con mensajes sobre los nuevos ideales y prioridades sociales producido para ser difundió entre el "mayor número posibles de personas", según recuerda el también co-comisario en una entrevista con esta agencia.
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La URSS hizo gala de dos décadas de creación revolucionaria en ese encuentro internacional donde Picasso desveló su 'Guernika' dentro del pabellón de la República española.
"El arte y la vida se fusionaron en esos años, y aunque no hay duda de que estos trabajos son propaganda se solapan en el punto en que es posible estar al servicio de un ideal y producir imágenes extraordinarias", señaló Gale.
"Se imprimieron en papel de poca calidad y se pegaron en las paredes de edificios o se tiraron directamente a las calles; han sobrevivido muy pocos ejemplares y denotan ese aspecto de materiales muy públicos pero al mismo tiempo fácilmente ignorados", añadió el experto de la Tate.
El recorrido avanza por seis áreas temáticas, desde la cultura callejera, a los recuerdos personales o la relevancia de la mujer en los mensajes visuales tras la invasión de las tropas nazis en 1942.
Una sección se detiene en las purgas de la era de Stalin y reúne decenas de retratos policiales de mujeres y hombres que fueron arrestados.
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También se muestran fotografías retocadas para eliminar la imagen de líderes repudiados por el régimen.
"Se utilizaba el 'fake news' para hacer desaparecer a la gente", dijo ante la famosa fotografía de Goldshtein de la despedida de las tropas que marcharon al frente de Polonia en mayo de 1920.
Ambos han desaparecido en la versión de 1933 de la misma escena que el fotógrafo tomó en la plaza Teatralnaia de Moscú.
'Red Star' concluye con unos grabados de Ilya Kabakov con ilustraciones de 'Osia y sus amigos', un relato de la historia de la revolución rusa desde la perspectiva de un niño judío.
Estas cuatro obras cumplen una doble función: simbolizan la nueva veta artística revolucionaria surgida tras la muerte de Stalin y enlazan con la retrospectiva del mismo artista y su mujer Emilia que centra la segunda gran exposición del invierno en Tate Modern.