"Queremos percatarnos de que tenemos unas relaciones perfectas con Arabia Saudí, (…) el Líbano quiere mantener relaciones naturales con Arabia Saudí", dijo en una rueda de prensa organizada en Sputnik.
Asimismo el ministro subrayó que el Líbano responderá a cualquier intento de injerencia externa.
"Rechazamos todo tipo de injerencia de cualquier Estado en los asuntos del Líbano, se trate del país que se trate; si alguien interviene, entonces responderemos", dijo el diplomático.
Según Bassil, "hoy en la política internacional se venden y se compran muchas cosas, pero la soberanía del Líbano no se vende ni se compra".
Además, acusó a Irán y a Hizbulá de meter cizaña en el mundo árabe.
El Ministerio de Exteriores de Irán calificó sus acusaciones de infundadas.
El 11 de noviembre, el presidente libanés, Michel Aoun —que sigue sin aceptar la renuncia de Hariri— exigió que Arabia Saudí explique qué es lo que impide el retorno del primer ministro a su país.
Por su parte, el dirigente de Hizbulá, Hasán Nasralá, insinuó que Riad podría mantener secuestrado a Hariri para sacarle partido.
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A su vez, Arabia Saudí declaró que Hariri se encuentra en Arabia Saudí por voluntad propia y puede abandonar el país cuando quiera.