Noviembre es un mes violeta en buena parte del Cono Sur. Las copas de los jacarandás se vuelven de ese color gracias a sus flores, que dan un pintoresco toque de color al entorno. Buenos Aires es tal vez la ciudad más célebre por esta razón, pues a lo largo de sus grandes avenidas tiene miles de ejemplares de este árbol, especialmente en la 9 de Julio, considerada la más ancha del mundo.
En guaraní, lengua indígena que se hablaba en buena parte de lo que hoy es Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, jacarandá significa "lugar fragante", quizás a partir del aroma de las flores.
Pero es la 'lluvia' y la caída de estas flores, junto con la imagen de los árboles vistos desde arriba, lo que los vuelve muy populares en paisajismo. El manto sobre el pavimento replica el espectáculo de las copas.
La región no tiene nada que envidiarle a otras plantas decorativas mundialmente conocidas como el cerezo. La popularidad del jacarandá lo ha llevado más allá de América del Sur. En Australia, también las grandes ciudades como Perth o Sydney han aprovechado la similaridad del clima para decorar sus calles con él.