De acuerdo con el estudio, existe un vínculo directo entre las neuronas denominadas AgRP y las imágenes, el olor y el sabor de la comida. Durante el experimento, los investigadores estadounidenses alimentaron a un grupo de ratones de laboratorio con un gel sin nutrientes, pero con olor y sabor a fresa. Sin embargo, días después los análisis cerebrales de los animales confirmaron que estaban pasando hambre.
Además, llegaron a la conclusión de que tan solo el olor y la visión de un alimento son capaces de desactivar la sensación de hambre de una manera más eficaz que el gel transparente, que contiene únicamente nutrientes.
En la tercera etapa del experimento, los investigadores estadounidenses obligaron a ingerir a los ratones hormonas péptido YY, amilina y colecistoquinina, encargadas del proceso de digestión. Como resultado, los animales —que no consumieron nutrientes— dejaron de tener hambre.
"Estas neuronas son literalmente un sistema de alarma. Nuestro estudio ha demostrado que son los nutrientes los principales reguladores de este sistema", explicó el encargado del estudio, J. Nicholas Betley.
Según los investigadores estadounidenses, este descubrimiento ayudará en el tratamiento de la obesidad.