El 5 de diciembre el líder ruso, Vladímir Putin, mantuvo con el presidente palestino, Mahmud Abás, una conversación telefónica en la que expuso la postura de Rusia sobre el proceso de paz palestino-israelí, incluido el problema de Jerusalén.
"La situación no es simple, y en la conversación con Abás se expresó la preocupación por esa situación y por su posible agudización", dijo Peskov, agregando que no le gustaría abordar decisiones que todavía no fueron declaradas.
Israel considera a Jerusalén como su capital "única e indivisible", incluidas sus zonas orientales y el centro histórico, reconquistados hace medio siglo de Jordania.
La comunidad internacional no reconoce esta anexión y ve el asunto como uno de los problemas principales del conflicto en Oriente Próximo, que debería resolverse a través de un acuerdo con los palestinos que reclaman la parte oriental de Jerusalén.
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Por su parte, una serie de países de Oriente Próximo, incluida Palestina, afirmaron que el reconocimiento de Jerusalén agudizará el conflicto arabo-israelí y provocará la desestabilización en la región.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con romper las relaciones diplomáticas con Israel.