Bazib añadió que, casi inmediatamente después de la muerte del antiguo mandatario, el líder estadounidense, Donald Trump, anunció la decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y reubicar allí la Embajada de EEUU.
"Esto causó un gran revuelo en el mundo árabe. El impacto para Yemen puede ser muy perturbador. Puede acabar involucrado en una nueva ronda de guerras en la región", comentó.
A su vez, Ahmed Bahri, uno de los líderes del Partido de Yemen Al Haqq, aseguró a Sputnik que la coalición árabe no tiene otro remedio que poner fin a la guerra en Yemen.
"Los agresores vieron que ninguna operación militar ni el bloqueo económico funcionaron. Y la muerte de Ali Abdulá Salé, su último as en la manga, demostró que su campaña fracasó en Yemen. Tendrán que aceptar la situación real de hoy en día, detener la agresión y buscar una solución pacífica al conflicto en Yemen", declaró.
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El violento conflicto que se vive en Yemen desde 2014 se agudizó a principios de diciembre después de que los rebeldes hutíes acusaran de traición a sus aliados en la lucha contra el Gobierno, apoyado por una coalición árabe bajo el mando de Arabia Saudí, y dieran muerte a Salé, quien se había vuelto contra los insurgentes al sugerir la conveniencia de negociar una salida al conflicto con Riad.