La convocatoria de estos comicios fue realizada desde el Gobierno español en Madrid, que habitualmente no tiene competencias para forzar elecciones en una comunidad autónoma como es Cataluña, pero se dotó de ellas al amparo del artículo 155 de la Constitución, diseñado para permitir al Ejecutivo actuar contra territorios desobedientes ante la autoridad estatal.
Junto a la intervención de las autoridades centrales, el otro gran elemento de excepcionalidad de estos comicios es que los dos principales candidatos independentistas están encarcelados en Madrid o han huido de España.
La votación
En total, 5,5 millones de catalanes están llamados a participar en estos comicios, donde se elegirá a los 135 diputados del Parlamento de Cataluña que deberán elegir un nuevo Gobierno autonómico.
La apertura de los centros de votación tendrá lugar a las 09.00 (hora local) y su cierre a las 20.00.
El hecho de que los comicios hayan sido convocados por un Gobierno central que ahora controla las instituciones de autogobierno de Cataluña despertó suspicacias entre los sectores independentistas, que temen por la fiabilidad del proceso de elección y planean llevar a cabo un recuento paralelo.
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La celebración de unas elecciones en un jueves laborable es también completamente anómala en España, pero el Gobierno decidió fijar esta fecha para no interrumpir las fiestas navideñas.
Sondeos
La mayor parte de los sondeos publicados hasta el momento sugieren que el bloque independentista puede obtener mayoría absoluta, aunque todos coinciden en que el margen es muy estrecho y los partidos unionistas pueden disputar la formación de Gobierno, aunque siempre en función de complejos pactos postelectorales.
La otra gran candidatura del independentismo es Junts per Catalunya (Juntos por Cataluña), liderada por el expresidente Carles Puigdemont, quien ha huido a Bruselas para eludir la acción de la justicia española en la citada investigación.
Por delante incluso de esta candidatura se sitúa en los sondeos la formación liberal Ciudadanos, un partido creado en 2006 para contrarrestar al independentismo, que se presenta a estos comicios con la única candidata no nacida en Cataluña.
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Frente a ellos se sitúa el bloque de partidos que apoyó el artículo 155, conformado por Ciudadanos, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) –cuarto en los sondeos– y el Partido Popular de Mariano Rajoy, que competirá con la CUP por no ser última fuerza.
Fuera de esa lógica de bloques se sitúa la candidatura progresista conformada por Podemos y Cataluña en Común, que parte como quinto en los sondeos pero puede tener una influencia capital si el independentismo no consigue formar Gobierno.
El candidato de Cataluña en Común, Xavier Domènech, afirmó repetidamente durante la campaña que intentará aprovechar esa circunstancia, si finalmente se produce, para formar una coalición de izquierda con el PSC y ERC, una posibilidad que a priori parece remota.
Panorama en las calles
Al igual que algunos expertos, buena parte de la población catalana considera que, a la vista de los sondeos publicados, la correlación de fuerzas que puede resultar de estos comicios no ofrece demasiadas vías de solución a corto plazo ante la lógica de enfrentamiento entre los que quieren la independencia y el bloque unionista presente tanto en Cataluña como a nivel nacional.
Este comerciante, que atiende a su clientela con un lazo amarillo de apoyo a los presos independentistas en su solapa, afirma "con mucho dolor" que la inestabilidad política está suponiendo un lastre para su negocio, donde percibe de primera mano el descenso de la llegada de turistas.
Sin embargo, afirma que mañana irá a votar independentista porque, en su opinión, el deterioro económico es un riesgo que merece la pena correr para avanzar en la separación con una España "que no ha estado dispuesta a hablar en ningún momento para entender a la otra parte y evitar el divorcio"
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Esa sensación de hastío es confirmada por Tomás Puig (32 años), que a última hora de la tarde apura un cigarro frente al puesto de la charcutería de la que está a cargo en el conocido mercado de La Boquería mientras sentencia: "La gente está harta y más que va a estar, porque mañana no va a cambiar nada".