Además, Merkel y Macron llamaron a llevar a cabo un intercambio de prisioneros en Donbás lo antes posible.
A su vez, Varsovia también pidió a Rusia que volviera a trabajar en el Centro Conjunto.
"La cantidad de violaciones de la tregua en Donbás llegó a niveles jamás vistos desde enero de 2017. Esperamos que Rusia tome una decisión sobre el regreso inmediato al CCCC", informó en un comunicado, citado por el medio ruso Izvestia, el Ministerio de Exteriores polaco.
El 18 de diciembre Rusia declaró que se retiraba del Centro Conjunto de Control y Coordinación del alto el fuego y de estabilización de la línea de separación en el este de Ucrania. De acuerdo con el informe oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, el CCCC tenía serias dificultades para operar debido a la posición de Ucrania, que se oponía categóricamente a que quedara constancia escrita de cómo funcionaba el centro.
El reporte también subraya que a partir del 1 de enero de 2018 Kiev introducirá nuevas reglas para la entrada y la estancia de ciudadanos rusos en territorio ucraniano. La nueva normativa les obligará a proporcionar todos sus datos personales, algo que se niegan a aceptar los militares rusos.
De acuerdo con el informe posterior del embajador de Rusia ante la OSCE, Alexandr Lukashévich, Kiev aprovechó la retirada de los representantes rusos del Centro para intensificar sus bombardeos sobre Donbás.
"La retirada de los oficiales rusos que participaban en la labor del CCCC en territorio ucraniano fue aprovechada por Kiev para intensificar los bombardeos sobre Donbás", dijo Lukashévich en una reunión del Consejo Permanente del centro, la última que se celebró en 2017.
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El 22 de diciembre, el portavoz del presidente Vladímir Putin, Dmitri Peskov, declaró que Moscú no descarta el regreso de los observadores militares rusos al Centro Conjunto para el Control y la Coordinación.
