Hace unos días, los líderes de los países miembros de la Unión Europea (UE) acordaron prolongar hasta el próximo 31 de julio las sanciones comunitarias impuestas al Kremlin. La medida ya entró en vigor.
De esta manera, el Estado norteamericano reconoce indirectamente que las sanciones impuestas hasta ahora no han tenido mucho efecto, algo que se desprende, en particular, de las declaraciones del portavoz del Kremlin, Dmírti Peskov, quien comunicó recientemente que Rusia se adoptó a una realidad en la que, entre otras cosas, se busca privarla del acceso a las tecnologías occidentales e expulsarla de los mercados internacionales.
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Si hay algo de positivo en las relaciones entre Rusia y Occidente es que podrían ser peores. Y eso gracias a que Moscú no cae en las provocaciones de Washington y sus aliados, que van desde la 'toma' por las autoridades norteamericanas de propiedades diplomáticas rusas en EEUU, hasta los continuos ataques de la prensa dominante contra Rusia y su líder, Vladímir Putin, pintando como un auténtico monstruo.
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Y eso es algo que se ve con creciente simpatía desde diversos sectores de la ciudadanía comunitaria, sobre todo los más afectados por las políticas antirrusas, dijo a Radio Sputnik Enrique Refoyo, analista geopolítico español.
En este contexto, mencionó sectores como el agrícola o el ganadero, que figuran entre las principales víctimas de un Bruselas que no actúa de forma soberana, sino que sigue las directrices de EEUU, algo que afecta gravemente "los intereses" de la UE, indicó nuestro interlocutor, al pintar un futuro cada vez más complejo para el bloque comunitario, cuyos ciudadanos "acabarán comprando un gas muy caro", entre otras consecuencias, si se sigue rompiendo los vínculos con Rusia.