Los resultados del estudio fueron publicados en la revista especializada Emotion.
Al analizar los datos, los investigadores estadounidenses llegaron a la conclusión de que los que ganan más suelen experimentar emociones más centradas en sí mismos. Así, valoraron especialmente frases como 'Disfruto cuando los demás me respetan'. Por su parte, los participantes con ingresos más bajos solían experimentar emociones más altruistas, como compasión y amor.
"Este estudio demuestra que el dinero no garantiza la felicidad, aunque es capaz de influir en la manera en que esta se expresa", indicó el encargado del trabajo, Paul Piff.
Según el investigador, las diferencias en cuanto a los sentimientos de los ricos y los pobres se deben al hecho de que las personas más pobres se ven obligadas a establecer vínculos sociales más estrechos para hacer frente a unas condiciones de vida más complejas y difíciles.
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