"Este año hubo algunos lamentables retrocesos en materia de derechos de migrantes en la región de las Américas; sin duda uno de ellos tiene que ver con las políticas implementadas por [el presidente de EEUU, Donald] Trump, que si bien han continuado las que venía implementando EEUU hace décadas, [se han acompañado] con una narrativa xenófoba", dijo a Sputnik el vicepresidente del Comité de Derechos de Trabajadores Migrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Pablo Ceriani.
Según los últimos datos de Naciones Unidas, el número de personas que viven fuera de su país de origen alcanzó 244 millones en 2015, lo que supone un aumento de 41% con respecto al año 2000.
Trump continuó las políticas que venía implementando su país respecto a deportaciones y falta de regularización de la situación de personas que hace décadas viven en suelo estadounidense, que de lograrse no sería solo un beneficio para los inmigrantes, si no que sería positivo para toda la sociedad, debido a que muchas personas saldrían de una situación de marginación, indicó Ceriani.
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Además, a principios de este mes anunció su retiro de las conversaciones para alcanzar un Pacto Mundial para una Migración Segura de la ONU.
"Cientos de centros de detención, cientos de miles de personas deportadas, familias separadas, entre otros problemas que se agravaron porque a eso se le agregaron no solo los vetos y otras medidas restrictivas, como el reforzamiento de las razias o las medidas de control en lugares de trabajo, en las calles, en controles de tránsito", explicó Ceriani.
El origen
Así también se vinculan con las causas de los movimientos migratorios el déficit en niveles de desarrollo, los diferentes tipos de violencia, la discriminación, el cambio climático y el impacto de los megaproyectos.
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Otra de las causas más importantes son los mercados irregulares de trabajo de los países de destino y su condición de precariedad, donde se dan incluso situaciones de explotación.
"Este sigue siendo un factor de atracción de la población migrante, sobre todo irregular, de la cual además se benefician ciertos sectores de la economía de los países de destino", donde "se debe regular el mercado de trabajo", aclaró el especialista.
Por su parte, el investigador mexicano Enrique Coraza dijo a Sputnik que estas personas son tratadas como animales, a las cuales se desecha una vez que ya no se las precisa.
"La actitud de varios países es de hipocresía, ven a las personas como animales, como bestias de trabajo; cuando necesitan migrantes para el trabajo en servicio o en la agricultura son bienvenidos [aunque muchas veces vulnerando sus derechos laborales] y cuando no, se les expulsa o no se les permite entrar", criticó.
Coraza, investigador del Colegio de la Frontera Sur del Grupo de Estudios de Migración y Procesos Transfronterizos de México, afirma que esto se traduce en la diferencia con la que se suele tratar a migrantes y turistas, y que esto confirma que se trata de un problema de clases sociales.
En su opinión, uno de los problemas más graves en este ámbito fue el retorno forzado de migrantes a los países de los cuales escaparon, "que se transforman en deportados y vuelven a la situación de la que huyeron, muchas veces, a la muerte", dijo Coraza, también coordinador del Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) sobre Migraciones Forzadas y Violencia.
La fragilidad de los migrantes

Estas personas "cargan un peso de victimización, y más si hablamos de las migraciones forzadas", además de que "cuando transitan o llegan a uno de nuestros países tienen que enfrentar problemas como la estigmatización, criminalización, rechazo, xenofobia, racismo, sexismo, machismo, homofobia, y diferentes formas de violencia" señaló Coraza.
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Es por esto que su vulnerabilidad no se termina cuando salen de sus ciudades de origen, sino que los acompaña durante el tránsito y, muchas veces, también en sus países de destino.
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El último informe de la Organización Internacional para las Migraciones, publicado este año, da cuenta de que en 2017 se incrementaron los desplazamientos desde países del Caribe, Asia y África hacia América del Sur.
"Varios países de la región han cambiado; países que eran históricamente origen de la migración hoy también son países de destino, como es tal vez el caso de Chile, Ecuador o Uruguay", explicó Ceriani.
Llegar desde Centroamérica

Las personas que llegan de Centroamérica se encontraron con más obstáculos para acceder a la residencia en América del Sur.
"Si la migración es un derecho, es un derecho independientemente de la nacionalidad por eso es importante que los países de Sudamérica reviertan en cierta medida esas contradicciones para promover la integración", añadió el representante de ONU.
Esto hace que se vivan situaciones más dramáticas, sobre todo por el rechazo de los países de destino a recibir a estas personas y concederles mecanismos de protección como refugio, asilo o visa humanitaria.
"Centroamérica es un caso ejemplar, llegan ya atizados por violencias estructurales de larga duración a las que se suman violencias directas con lo que suman causas de pobreza o marginación a violencia física constituyendo lo que se denomina como "flujos mixtos", como nuevo tipo que combina ambos elementos, los económicos y los forzados", explicó.
Argentina y xenofobia de Estado
Ceriani considera que Argentina tenía una ley modelo sobre políticas migratorias, debido que en 2004 pasó de una normativa que arrastraba desde la última dictadura militar a una creada con enfoque de DDHH.
"Este decreto, que reforma la ley sin pasar por el Congreso y vulnera la Constitución en cuanto a las facultades del Poder Ejecutivo para reformar leyes, creó también una xenofobia de Estado al vincular la migración con un delito, y eso genera muchos problemas en el día a día", señaló el especialista.
"Esto ha tenido un impacto positivo porque la migración se produce igual sea regular o irregular; esto es una cuestión estructural, pero en la región sudamericana, en donde en cada país entre el 80 y el 90% de la migración es sudamericana, el hecho de que puedan obtener una residencia por ser nacionales de esos países ha disminuido drásticamente y positivamente la irregularidad migratoria y eso amplía enormemente los aportes en muchos sentidos", dijo el representante de ONU migrantes.
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Dentro del Mercosur, Brasil dio un paso adelante este año al aprobar una nueva Ley de Migración, una norma de carácter aperturista que sustituye al Estatuto del Extranjero, vigente desde los años 80, en plena dictadura militar, a pesar de que fue criticada por las organizaciones sociales por el decreto que la reglamenta.
Según el último estudio de este organismo sobre este tema, dos terceras partes de los migrantes internacionales viven en Europa o Asia, siendo Norteamérica la tercera región con el mayor número de migrantes internacionales, seguida por África, América Latina y Oceanía.