Según el investigador, la noticia, que llegó en medio de un contexto electoral, generó un debate "muy intenso" en El Salvador. "La derecha la está utilizando para atacar al Gobierno [de Salvador Sánchez Cerén], alegan que el oficialismo generó esta situación por su mala relación con EEUU. Desde el Gobierno han tratado de negociar con Trump, pero la realidad es que es muy poco lo que podían hacer", dijo a Sputnik González.
El programa fue creado en 1990 y alcanza a casi medio millón de personas de 13 países diferentes. Los salvadoreños son por mucho el grupo más numeroso de migrantes beneficiados por esta condición.
A los salvadoreños les había comenzado a regir a partir del 2001 cuando, tras los devastadores terremotos y huracanes de enero y febrero, migraron hacia el país del norte buscando una vida mejor.
"Era una decisión que Trump ya había anunciado. A nivel social hay mucha preocupación porque muchos salvadoreños regresarán al país si no logran arreglar su situación en EEUU, y el mercado laboral no está listo para recibir a tanta gente con capacidad productiva", explicó el sociólogo.
Si bien El Salvador se recuperó de los desastres naturales del 2001, es un país preso de la pobreza y la violencia. Su capital, San Salvador, es considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo. Además, según cifras del Banco Mundial, es el país centroamericano con menor crecimiento económico, donde cuatro de cada 10 hogares viven por debajo de la línea de pobreza.
"El panorama no es bueno. El problema de fondo es qué modelo económico tenemos para asimilar a la gente que vuelva. El país no tiene capacidad de generar empleo, ni siquiera para la gente que vive acá. La emigración ha sido un factor incorporado al modelo económico vigente, que funciona desde 1992 a partir de las remesas que generan los que se van", indicó González.
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Por otro lado, la política adoptada por Estados Unidos tendrá efectos sobre el resto de la región. "Muchos de los que vuelvan no van encontrar trabajo y recurrirán a otros países como Guatemala, Nicaragua, Panamá o Costa Rica para llevar una vida digna. Ese es el desafío humano más fuerte que tiene El Salvador en este momento", concluyó el investigador.