Los adornos de la ciudad y los árboles de Navidad en las plazas y edificios se quitan mucho más tarde que en los países europeos.
Primero, los rusos, como los habitantes de muchos otros países del mundo, entran al Año Nuevo a la medianoche del 31 de diciembre. La Navidad ortodoxa la celebran más tarde, el 7 de enero. Para ambas fiestas cubren las mesas con comida variada y felicitan a sus amigos y familiares.
Пусть день проходит необычно
— Алина Г. (@veskii457) 13 января 2018 г.
Ведь с нами Старый Новый год
Пусть праздник будет гармоничным И дух веселья принесёт!
Душа ваша пусть отдыхает
От надоевшей суеты
Пусть счастье жизнью управляет
Мечте добавив красоты!
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Para el 13 de enero, Rusia vuelve a festejar. Se llama el 'Año Nuevo viejo', y los rusos nuevamente sacan la comida a las mesas, felicitan a sus seres cercanos y lanzan fuegos artificiales, escribe el periodista turco Hulya Arslan que no se deja de sorprender de los hábitos rusos.
Mientras tanto, las nuevas autoridades bolcheviques se fijaron en que el correo enviado desde Rusia llega a Europa antes de la fecha estampada en los sobres y decidieron arreglar la situación. El 14 de febrero de 1918, se emitió un decreto "con el objetivo de establecer en Rusia el mismo cálculo de tiempo con otras culturas", y el país cambió al calendario gregoriano.
Sin embargo, la comunidad ortodoxa rusa no aceptó este calendario y continuó siguiendo 'el viejo estilo'. De aquí la celebración de la Navidad el 7 de enero (13 días más tarde que el mundo occidental) y el misterioso 'Año Nuevo viejo' —la Nochevieja 'al estilo viejo'-.