Los siete exoplanetas del sistema solar TRAPPIST-1 —nombrados de la B a la H— reciben muy poco calor de su estrella. Eso, unido a la elevada radiación que reciben de esta y a la posible ausencia de una atmósfera que los protegiese de esa radiación, había hecho que se perdiese toda esperanza de que pudiesen albergar vida.
El calentamiento de marea se produce gracias a la energía orbital y rotacional, que se disipa en forma de calor ya sea en la superficie del océano o en el interior del planeta. De ser así, eso compensaría las bajas temperaturas y lo débil que es su estrella.
"Como la estrella TRAPPIST-1 es muy vieja y tenue, las temperaturas en la superficie de sus planetas oscilan entre los 126 grados —más frías que las de Venus— y los —105 grados, más frías que en los polos de la Tierra", dicen los autores del estudio.
Tanto E como D tendrían la proporción justa de calentamiento por marea como para poder mantener temperaturas estables para el ser humano, sin llegar a un efecto invernadero, como el de Venus.
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Las conclusiones del estudio resultan especialmente esperanzadoras porque coinciden con los datos del Telescopio Espacial Hubble, que en 2017 señalaban que los planetas E, F y G podrían tener océanos de agua líquida.
La NASA anunció que había descubierto el sistema TRAPPIST-1 en 2016. La noticia generó un gran revuelo informativo por la alta probabilidad de
De este sistema solar también se sabe que todos sus planetas son parecidos a la Tierra y tres están en la llamada zona habitable de su estrella, es decir, podrían contener agua líquida en su superficie.
Además, no se descarta que tengan una atmósfera estable, también un importante requisito para la vida o la colonización.
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