La aeronáutica Boeing se adjudicó en diciembre de 2017 un contrato por 23,7 millones de dólares para diseñar, fabricar, instalar y realizar las pruebas de los frigoríficos VC-25A G12/G13 para el avión del presidente Donald Trump.
Según el portal Defense One, no se trata de un electrodoméstico cualquiera: cinco cámaras frigoríficas enormes deberán tener más de 25 secciones con capacidad para al menos 3.000 raciones de comida, una cantidad suficiente para que todos los ocupantes de la aeronave puedan subsistir durante semanas en caso de una situación extraordinaria como, por ejemplo, una guerra.
Los aparatos con los que cuenta el avión en la actualidad fueron instalados en 1990, cuando el Boeing 747 presidencial entró en servicio.
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La portavoz de la Fuerza Aérea de EEUU, Ann Stefanek, declaró a Defense News que esos frigoríficos se han hecho menos fiables, "especialmente en los entornos calurosos y húmedos".