El profesor Coccia, fundador del Centro de Estudios Avanzados del Instituto de Ciencias de Gran Sasso (GSSI) en L'Aquila y miembro del grupo de colaboración científica LIGO-Virgo, es uno de los científicos que descubrieron las ondas gravitatorias y observaron la fusión de agujeros negros y estrellas de neutrones.
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Según el científico, hasta ahora, toda la información sobre el universo que teníamos, la conseguimos a través de las ondas electromagnéticas: la luz y los fotones que llegan a la Tierra tras pasar por galaxias y estrellas. Ahora podemos detectar vibraciones del propio cosmos.
"Estas vibraciones son producidas por fuentes que no emiten luz: agujeros negros o estrellas de neutrones, por ejemplo. Es decir, junto con la vista, ahora tenemos el oído. Al detectar estas vibraciones, podemos obtener información de las partes oscuras del universo y de los objetos más misteriosos como los agujeros negros", explicó.
Más tarde, en Pisa se creó un grupo científico que incluía a unos investigadores franceses. En este grupo, se utilizó un interferómetro láser Virgo, que se convirtió en un detector avanzado de ondas gravitatorias junto con el LIGO estadounidense. Durante muchos años, estos estudios se realizaron en un formato de cooperación internacional.
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Para el científico, las ondas gravitatorias descubren una nueva astronomía y permiten obtener información sobre los agujeros negros y las estrellas de neutrones. "Por supuesto, todavía tenemos mucho que aprender sobre ellos, los estudios acaban de comenzar", admitió.
El siguiente misterio por solucionar, según Coccia, es la materia oscura.
"Todavía no hemos entendido cómo se forma. Puede haber partículas que aún no se han descubierto y están presentes en todas las galaxias", afirmó.
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Los estudios de la materia oscura se llevan a cabo en los laboratorios subterráneos, incluyendo el de Gran Sasso del Instituto Nacional de Física Nuclear. De acuerdo con el profesor italiano, es uno de los laboratorios más avanzados y coopera con el GSSI encabezado por Coccia.