El regulador estatal que dirige la apertura energética a las inversiones privadas y extranjeras, dijo que con la publicación de los libros blancos que contienen toda la información oficial del proceso, la CNH "reitera su compromiso institucional con la transparencia y rendición de cuentas".
"Todos los documentos presentados, son copia fiel de los originales, lo que implica una desclasificación automática en términos de la Ley de Transparencia", anunció en la presentación el comisionado del organismo regulador Héctor Alberto Acosta.
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Fernanda Ballesteros, investigadora del organismo ciudadano independiente México Evalúa, reconoció en el acto los esfuerzos de transparencia de la CNH.
"La confianza que la CNH ha logrado entre las empresas con la creciente participación que se ha dado en las Rondas", que ya se encuentran en su tercera fase, llamada Ronda Tres.
Para seguir fortaleciendo los órganos reguladores en la materia, la experta señaló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que aglutina a las economías más desarrolladas, "recomienda contar con órganos reguladores fuertes, que tomen decisiones basadas en criterios objetivos, imparciales y consistentes, sin conflictos de interés o influencia indebida".
Para el Estado mexicano se han garantizado considerables montos de regalías económicas y de inversión probable para las próximas tres décadas.
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En total, unos 154.000 millones de dólares han sido firmados en menos de tres años, en licitaciones celebradas a partir del verano de 2015.
México produce actualmente unos 700 millones de barriles al año, a ritmo de 1,9 millones de barriles diarios.
La apertura a las inversiones privadas y extranjeras busca revertir la dramática caída de la producción, tras perder más de 40% en 13 años, desde su pico histórico de 3,4 millones de toneles diarios en 2004, cuando era el décimo productor mundial de crudo.
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Aunque la industria petrolera representa menos del 7% de toda la economía mexicana —centrada en la producción de manufacturas de exportación desde hace dos décadas—, el presupuesto federal aún depende de los ingresos fiscales petroleros, pero bajó de 30% de los ingresos fiscales en 2012, a menos de 18% en 2017.
