La subjefe de articulación del Ministerio de la Casa Civil (coordinación del gabinete), Natália Marcassa de Souza, explicó el 21 de febrero que en principio está previsto transferir 350 inmigrantes al estado de Sao Paulo (sureste) y 180 al estado de Amazonas (norte), y que el movimiento se hace de forma acordada, enviándoles donde la persona ya tiene una "asistencia inicial de refugio y un puesto de trabajo", según recoge el portal de noticias G1.
"Es una situación muy seria a la que no podemos dar la espalda", aseguró el ministro de la Casa Civil Eliseu Padilha, poco después de la primera reunión del Comité Federal de Asistencia en Emergencia, creado la semana pasada por el presidente Michel Temer para dar salida a la crisis de los refugiados venezolanos.
Según el ministro, en el estado de Roraima hay tres tipos de personas: los que van a buscar comida para la familia pero con idea de volver a Venezuela, los que quieren quedarse en esa región (sobre todo indígenas) y los que quieren internarse en Brasil de forma más o menos permanente.
Tan solo en la capital, Boa Vista, hay alrededor de 40.000 ciudadanos venezolanos, lo que corresponde al 10% de la población total; muchos de ellos duermen a la intemperie o en albergues improvisados en instalaciones deportivas.
El Gobierno brasileño calcula que está gastando en Roraima alrededor de 70 millones de reales (21,4 millones de dólares) en alimentos y medicamentos, incluyendo vacunas (recientemente se detectaron varios casos de sarampión, enfermedad erradicada en Brasil).
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El canciller brasileño Aloysio Nunes se reunió el 21 de febrero con su homóloga colombiana María Ángela Holguín para tratar de la crisis migratoria que afecta a ambos países y los dos se comprometieron a mantener las fronteras abiertas.
