Dentro de tres años, la Unión Europea celebrará su 70º aniversario. Durante casi siete décadas de la existencia de una Europa unida, Alemania ha sido su principal motor, luego de la rápida recuperación económica que evidenció tras la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, en los últimos años, cada vez más especialistas consideran la economía alemana una especie de 'cisne negro' que puede eventualmente conducir a la desintegración de una Europa unida. El balance positivo del comercio de Berlín causa irritación entre la mayoría de los socios europeos porque consideran que enriquece a los alemanes a expensas del resto. El estado de su economía le da a Berlín la oportunidad de dictar sus términos al resto de Europa, especialmente en la política interna de la UE, subraya Moore.
Los desequilibrios económicos alimentan otras áreas políticas que causan tensiones masivas, especialmente en la política de inmigración, ya que la posición de Alemania de 'brazos abiertos' hacia los flujos migratorios de Oriente Medio ha provocado una crisis política en la periferia de Europa en los últimos años. La ira se dirige a Bruselas y Berlín, y, en algún momento, se llegará a un punto de quiebre.
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El riesgo podría manifestarse en la forma de un eje austrohúngaro indignado que se separe de Bruselas y Berlín para formar su propia unión competitiva, volcando las cadenas de suministro de Alemania y enviando al euro en caída a medida que los movimientos para reintroducir las monedas nacionales aumenten.