Batista, detenido en septiembre de 2017, quedará en libertad, aunque tendrá que "entregar el pasaporte, comparecer a todos los actos de los procesos, mantener su dirección actualizada y pedir autorización judicial para dejar el país", según consta en la decisión judicial, avanzada por el diario O Globo.
Frases como "hay que mantener eso, ¿ok?", en referencia a los supuestos sobornos que se pagaban al expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha (aliado de Temer y preso por corrupción) para que no contara detalles a los investigadores que motivaron que la Procuradoría General de la República presentara una denuncia contra Temer.
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Sin embargo, con el paso del tiempo, la denuncia perdió fuerza: la investigación contra Temer fue archivada por la Cámara de Diputados y, además, salió a la luz que Batista y otros directivos habían negociado con uno de los fiscales de la Procuraduría, Marcello Miller, para llegar a un acuerdo de delación premiada ventajoso (cuando se obtienen beneficios penales a cambio de aportar información).
Ambos sabían que las revelaciones que iban a hacer sobre presuntos delitos de corrupción en el más alto escalafón del Gobierno desatarían un terremoto político que afectaría a la economía, y en especial a las acciones de su grupo, por lo que días antes compraron dólares y vendieron acciones, lo que se conoce como "insider trading".
Temer, quien siempre defendió ser inocente y dijo ser víctima de un montaje para inculparlo, lamentó en repetidas ocasiones que los hermanos Batista vivieran plácidamente en Nueva York cuando en realidad eran unos delincuentes que habían puesto en riesgo la estabilidad del país.
Se espera que con la decisión de este viernes Batista salga de la cárcel en la que está preso en São Paulo, así como otro exdirectivo del grupo, Ricardo Saud, quien cumple su condena en Brasilia.